martes, 25 de mayo de 2010

Prólogo

Una vez más lo escuche llorar gritando mi nombre inconsolable y zangoloteándome de un lado para otro. Me mataba por dentro el verle de esa manera y no poder hacer nada. No podía moverme, ni hablar y si aun respiraba era gracias a un aparato que mandaba aire a mis pulmones. Gustav y Georg se encontraban a un lado de la puerta presenciando aquella terrible escena, Bill estaba tirado a un lado de mi cama y Tom junto a el posando una de sus manos en su hombro derecho, tratando de darle un poco de apoyo aunque a él, el dolor lo estuviera matando hacia sus adentros. David ya con un par de lágrimas surcándole las mejillas se encontraba parado tras Bill mirándome de una forma que no supe distinguir, le dolía ver a su hijastro de esa manera.

Entonces pude ver como la puerta se abría de un segundo a otro haciendo que Bill se alarmara y se levantara del suelo para dirigirse al viejo de bata blanca que acababa de entrar a la habitación. Todos se miraban unos a otros, mientras que al mismo tiempo se posaban frente al doctor que seguramente venia a darles alguna noticia.

- Lo siento mucho, de verdad – Dicho esto Bill se derrumbo nuevamente frente a nosotros haciendo que Tom corriera a su lado para sostenerlo – Hemos intentado de todo para salvarla pero todo fue inútil, hay muchos pacientes que necesitan todos los cuidados que ella durante los últimos dos años ha estado recibiendo. El director del hospital me ha pedido que les entregue esto – Musito el doctor mientras que al mismo tiempo le daba un folder amarillo a David, quien lo abrió y comenzó a leer lo que seguramente contenía. El semblante de su cara se descompuso aun mas al enterarse de lo que seguramente tenían que hacer conmigo pero como buen padre y manager reprimió todos sus sentimientos y pidió al doctor hablar a solas con él. Ambos salieron de la habitación dejando con cara de confusión a todos los integrantes de la banda, quienes en menos de un segundo ocuparon los lugares que tenían en un inicio.

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- ¿Es necesario que se haga esto? – Cuestiono David al viejo canoso y de anteojos
- Lamento decirle que si, no quise decirlo frente a todos ellos porque el joven que es su novio se pondría mal, pero, ya no hay nada mas por hacer, hemos acabado con todos los tratamientos que podíamos haberle hecho después del accidente pero ella jamás respondió a ninguno. Esto era algo que tenia que pasar y lamentablemente ella debe dejar este hospital, no podemos seguir fingiendo que todo estará bien, cuando ya nada tiene solución. – Respondió el doctor a lo que David había preguntado
- ¿Debo decidir ahora mismo? – Interrogo Jost nuevamente al doctor
- Si – Fue la única contestación del medico que me había atendido desde hacia ya mas de un año

Entonces David tomo una pluma y firmo la hoja que se hallaba dentro del folder, aceptando todo lo que se decía en ella. Se la dio al medico y el asintió con la cabeza y se marcho de ahí. Jost camino nuevamente la habitación y cuando entro todos voltearon a ver quien era, al ver la cara de dolor reprimido que tenia David Tom se acerco a el

- ¿Qué es lo que pasa? – Preguntó el guitarra a su manager en un susurro
- Lo que tenía que pasar desde hace mucho tiempo, la desconectaran en unos momentos – Respondió David y pudo notar como Georg y Gustav habían escuchado lo que el acababa de decir
- David no – Intervino Gustav para después soltar un gemido lastimero
- El medico dijo que ya no hay nada mas por hacer – Volvió a hablar su manager

Todos se quedaron en silencio, al parecer mi príncipe no había escuchado lo que David acababa de decir, porque de lo contrario se hubiera puesto histérico. Los doctores y enfermeras comenzaron a entrar para después acercarse a mi cama. Bill los miraba extrañado quizá preguntándose el porque de que hubiesen entrado de esa manera. Una enfermera castaña y un poco bajita quito el primer cable provocando con esto que un grito de por mas fuerte le hiciera daño a mis oídos

- ¿¡Que diablos cree que hace vieja estupida!? – Grito Bill al ver como ella seguía desconectando los cables
- Bill cálmate – Intento tranquilizarle David en un débil intento
- ¡Mierda David! ¿¡Como pides que me tranquilice si estas viendo lo que están haciendo con mi princesa!? – Refunfuño Bill tratando de que David entendiera el porque de su reacción
- Es necesario hijo – Respondió David a su hijo o bueno más bien hijastro
- ¡Joder David! ¡Detenlos! ¡Por favor detenlos! ¡Vamos no sigan! ¡Dejen a mi princesa! ¡No pueden dejarla morir! ¿¡Que clase de doctores son!? ¡Por favor no dejen que se valla de mi lado! – Grito Bill a todos los que solo hacían lo que David ya había autorizado. Al ver como nadie le prestaba ni la más minima atención se acerco nuevamente a mí, me tomo por los hombros y comenzó a zangolotearme más bruscamente, esta vez haciéndome daño. No entendía el porque de su actitud, el debía estar feliz, por fin dejaría de sufrir yo ya no le haría mas daño, por fin podría ser feliz y por egoísta que parezca yo también dejaría de sufrir al ver como yo misma le hacia daño. Un daño que inevitablemente seguiría ahí dentro de su corazón aunque el dijera lo contrario. Tom se acerco rápidamente a su gemelo, alejándolo de mi a una distancia considerable para que el pudiera comenzar a patalear y a chillar como niño pequeño. Uno al cual le estaban quitando su más delicioso dulce. - ¡Suéltame Tom! – Grito Bill a su gemelo entre sollozos - ¡Déjame estar con mi princesa! ¡Por favor Tom! ¡Su...Suél…suéltame! – Entonces pude ver como Bill se desvanecía entre los brazos de Tom. Una de las enfermeras le había inyectado un tranquilizante, aturdiéndolo por unos segundos para seguidamente dejarlo completamente dormido.

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Todos me miraban e inevitablemente comenzaban a llorar. Pude notar como cada uno de los que se me acercaban vestían prendas de color negro. Me levante de donde fuera que hasta el momento me encontraba acostada, cuando lo logre me gire sobre mis pies para ver la razón por la que todos lloraban. Ahí estaba mi cuerpo inerte, vestía un largo vestido color negro con encajes rojos, un velo negro que cubría mi cara pero que dejaba verla un poco através de el. En mi dedo anular pude ver un precioso y llamativo anillo color dorado que lucia un perfecto diamante en el centro. Mi maquillaje era negro y mi piel blanca como la cal. Me hallaba dentro de una caja negra y todos lloraban alrededor de ella. A lo lejos pude ver a la persona que mas había amado, note como su maquillaje estaba corrido y su cabellera lacia caía alrededor de su cara. Vestía un pantalón de mezclilla negro, con un saco del mismo color. Entonces pude notar como se acercaba con paso lento hasta mí. Se detuvo en seco frente a la caja y se agacho para colocar una rosa negra sobre mi pecho. Mientras que al mismo tiempo se inclinaba ligeramente para clavar un pequeño beso sobre mis labios.

- Siempre estarás dentro de mi princesa – Musito mientras que al mismo tiempo se llevaba una mano al corazón – Eres mi mas grande tesoro y te amo – Al oír esas palabras una lagrima recorrió mi mejilla, yo también lo amaba y mucho – Te perdono por todo lo que me hiciste, no hay rencores, porque no se puede odiar a la persona a la que mas se ama y yo…yo te amare para siempre a ti – Dijo mi mas grande tesoro, me había perdonado, ahora si podía irme en paz.
- Bill, ya es hora – Intervino su gemelo, Tom, mientras que posaba una de sus manos en su hombro. Bill asintió con la cabeza y Tom inmediatamente se alejo de ahí. Dos lágrimas recorrieron sus mejillas pero aun así le sonrío a mi cuerpo ya sin alma
-Un día te alcanzare allá arriba y entonces no te volveré a dejar ir ¡Te amo princesa!

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