martes, 4 de enero de 2011

Capítulo # 15

HOOLAA!!! JODERR PERDONADMEEE LO KE PASAA KEE AKABO DE REGRESARR DE MII VIAAJEEE JAJAJA LA VD.. SI ME LA PASEE MUY BNN xDDD BUENOO PUESS NADAAA KEEE ME APUREEE A ESKRIBIIRR & PSS SAALIIOO... AAMM HABEERR ESTEE KAPIITULOO SEE LOO DEDIIKOO A MII GEEMEE... JODERR GEEMEEE YAAA AKII APARECESSS YAA PA KEE NO DIGASS KE NPURASS LARGASS KONMIIGOO... TQQQMM KANIJJAAA... ICH LIBE DICH MUCHIITOO...♥

PLIISSS KIEROOO KOMENTSSS SII NOO PSSSS YAAA SEE KANCELARAA EL FICKK PAAA TODASS LAS KE NO KOMENTEENN

Capítulo # 15

Abrí los ojos de par en par… no podía ser, no podía aceptarlo y más que no poder hacerlo no quería hacerlo. Mi corazón se encogió en un puño y sin ser completamente consciente de ello revente a llorar como una niña al escuchar la dura realidad.

- Vamos nena, debes calmarte – musitó Brianda lo más reconfortante que pudo, pero ¿cómo me pedía que me calmara si en menos de veinticuatro horas mi vida daría un giro drástico?
- Brii… yo… yo no quiero – mascullé entre hipos y ella volvió a pasar sus finos dedos entre mi cabello – no quiero…

Y mi voz se desvaneció. Seguí llorando, desahogándome y soportando a la vez todo ese miedo y dolor que sentía que se acumulaba cada vez más en mi pecho. Entonces todo se volvió negro…, grité pero nadie me escuchó, traté de observar lo que había a mi alrededor pero la luz se había extinguido, camine y camine por no se cuanto tiempo, pero al ver absolutamente nada el final seguía pareciéndome infinito y entonces ahí entre la obscuridad una tenue ráfaga de luz apareció y en el medio de esta estaba él… mi salida, el amor de mi vida… Bill.

Vanamente traté de tocarlo, mis manos traspasaron su cuerpo, él me sonrió y entonces fui capaz de escuchar las voces desesperadas de mi madre biológica, de mi padre y de Brianda.

- Hey… nena – me zangoloteó mi amiga y yo sólo atine a parpadear varias veces
- ¿Qué…Qué me paso? – pregunté tratando de incorporarme pero Amelia me lo impidió
- Te desmayaste – respondió Brii y con ambas manos sobe mi cabeza - ¿Cómo te sientes? – cuestionó
- Bien… - dije para tratar de no hacer más drama, pero fue en vano, Amelia y Alexander seguían escandalizados y yo con un dolor de cabeza tremendo
- Hija… ¿Qué es lo que paso? – preguntó Alexander y sin mirarlo respondí a su pregunta
- Ya te lo ha dicho Brianda ¿no?
- No puedes seguir hablándonos así… hija somos tus padres – con dificultad me incorpore y le observé a la cara
- Les he dicho ya que ustedes no son más que un par de desconocidos para mí, así que les hablare como a mí se me plazca… ahora, agradecería si salieran de mi habitación, quiero estar sola – Alex asintió y haló del brazo a Amelia que intentó quedarse dónde se encontraba, pero después de un par de jalones cedió y ambos se dirigieron a la puerta – tú quédate Brii – musité en mi subconsciente y ella asintió.

Minutos después en la habitación sólo nos encontrábamos ella y yo.

- Creo que deberías darles una oportunidad – negué
- No Brianda… ellos no se la merecen, si de verdad me quisieran no me obligarían a pelear contra el amor de mi vida, no permitirían que yo fuese convertida y desde que nací me hubieran hablado con la verdad, pero no es así Brii… alguien que no es sincero no puede querer y ellos jamás han sido sinceros conmigo
- Desde que llegaste no has permitido que ellos te den por lo menos una explicación, por eso no sabes las razones que ellos tuvieron para dejarte con Kristen y Jason – replicó la rubia
- Basta… no quiero seguir hablando del tema – asintió
- Está bien…
- Gracias
- No agradezcas, igual no tengo derecho para meterme, es tu vida y tú sabes lo que haces, si no quieres aceptarlos cómo lo que son yo no puedo reprochártelo… yo no he vivido lo que tú y a pesar de todo te comprendo – apreté la boca – pero bueno… creo que es hora de que me valla, creo que le hablaras a Tom ¿cierto? – Asentí – bueno pues entonces yo voy a entretener a Viktor, tú habla con tranquilidad… cualquier cosa yo te aviso ¿está bien?
- Claro…

Y la vi salir de la habitación. Tomé mi celular y abrí la tapadera, busqué con desesperación el número de Tom y cuándo lo encontré pulse la tecla correspondiente para poderme comunicar con él.

- Oh… si vallan adelantándose, yo ahorita los alcanzo… ¿Hola?
- ¿Tom?
- ¡Pequeña…! – Escuché decir a Tom efusivo – que gusto escucharte – musitó
- Emmm si claro, ¿estás ocupado? – pregunté
- Pues no… pero en un ratito saldré al concierto
- Bueno, entonces creo que no es un buen momento para hablar – mascullé apenada
- No te preocupes, igual apenas vamos a hacer la prueba de sonido – fruncí en ceño
- ¿Apenas?
- Si… bueno, lo que pasa es que la hora se ha recorrido, ya sabes… David piensa que hay que hacer esperar un poco a las fans, por eso de que piensa que así habrá más efusividad
- Ah si claro… Dave y sus locas creencias – dije rodando los ojos
- Si es lo que yo digo, pero pues que hacerle… así es él
- Pues si…
- Nena, te notó rara ¿Qué sucede? – cuestionó y por un momento pensé en contarle lo que sucedía, pero ¿de que serviría? Si de igual manera ellos estaban lejos y el ignoraba totalmente mi pasado y ahora presente
- Nada… - fue mi única contestación, pero al parecer para él no fue suficiente
- Te conozco demasiado bien como para pensar que no tienes nada… dime que es lo que pasa – pidió y tuve que morderme la lengua para no comenzar a llorar
- De verdad no es nada Tom – susurré
- Pequeña ¿Qué no me tienes confianza? – preguntó, yo asentí
- Claro que te tengo confianza Tomi
- Entonces ¿Por qué no me dices que es lo que tienes?
- Porque no tengo nada – balbuceé, pero conocía a Tom y sabía que él estaba más que seguro que yo no estaba para nada bien. Suspiró
- Haber Mili… no sigas mintiendo, necesito que me digas que es lo que sucede para poder ayudarte
- De verdad Tom no es nada – repetí
- ¿Entonces porque te escucho tan rara?
- Son sólo alucinaciones tuyas… no tengo nada – musité y Tom negó
- Mili, si no me dices que es lo que te pasa soy capaz de no salir a dar el concierto - ¿¡Qué!? ¿¡Pero que era gilipollas!? O es que más bien era demasiado listo, porque el muy cabrón sabía cómo podía sacarme las cosas sin problema
- Tom no seas infantil – farfullé – tienes que salir a dar ese concierto… tus fans mexicanas te han esperado por mucho tiempo, no sería justo para ellas – lo contradije, pero conocía a Tom y sabía que era más necio que un jabalí
- No lo soy… sólo pido que me digas que tienes y así no decepcionare a las fans, de lo contrario, pesara en tu consciencia que un montón de niñas lloren al no verme
- Ash Tom… a veces eres imposible – me quejé – te digo que no es nada… sólo que ya los extraño, eso es todo – mentí. Bueno igual no del todo, porque de verdad ya comenzaba a extrañarlos
- Hummm no me convences… - negó – pero está bien te creeré… dime, ¿quieres hablar con los chicos? – asentí
- Si claro, sería lindo
- Ok haber espera… - pasaron algunos segundos, quizás un minuto por mucho y entonces escuché las vocecillas de mis amigos y de mi novio – listo nena, puedes hablar… ellos te escuchan – sonreí
- Hola chicos – saludé
- Valla, hasta que a alguien le da por comunicarse con nosotros – se quejó Georg juguetón, yo solo atine a reír
- Como si te preocuparas por mi Georg
- Y tú que sabes flacucha, si ni he podido dormir pensando en como estarás – musitó
- Oh… ¿de verdad? – pregunté sorprendida
- No seas mentiroso Georg, si no duermes es porque te la pasas comiendo – masculló Gustav contrariándolo
- Jajajajaja… hola Gus…
- Hola bonita… ¿Qué tal Rusia?
- Linda… realmente linda… hay chicos demasiado guapos por acá… he pensado seriamente en dejar a su vocalista por algún ruso – dije jugando… a sabiendas de que Bill estaba ahí y que tan pronto como pudiera comenzaría a quejarse
- Jajajaja, si ya decía yo que se te caería esa venda de los ojos – me siguió el juego el rubio
- Si verdad, creo que ese greñas paradas ya no me gusta en lo más mínimo
- ¿Ah si princesa? ¿De verdad ya no te gusto? – sonreí… por fin después de algunos días, volvía a escuchar la melodiosa voz del amor de mi vida
- Hummm de verdad, es que me he dado cuenta que hay mejores que tú – sabía que tal vez se enojaría, pero no importaba, ya después lo haría contentarse
- Oh pues en ese caso creo que tendré que elegir a una de las fans que vendrán hoy al concierto, digo, por lo menos para que me satisfaga por esta noche, ya después me daré el tiempo para buscar a alguien que remplace a cierta personita – Abrí la boca formando una perfecta “O” con ella
- ¡Ni se te ocurra Bill Kaulitz! ¡Qué dónde me entere que te has metido con alguna piba te la veras conmigo! – mascullé desconforme… valla situación, yo pretendiendo que él se enojara y la enojada había terminado siendo yo
- Jajajajajajajajajajajajajaja – escuché a todos ahí carcajearse, incluido Tom y solté una risita floja
- Sabes que no podría princesa… yo te amo
- Hay, ya van a empezar de melosos – se quejó el lacio
- Yo también te amo mi minimoy – respondí y todos ahí a excepción de Bill bufaron
- Bueno Mili un gusto en saludarte, creo que Georg, Tom y yo los dejamos hablar…
- Igual chicos… suerte en el concierto… ya verán que todo saldrá perfecto
- Gracias – musitaron los tres al mismo tiempo
- Tom… - habló mi novio – ahorita te regreso el teléfono ¿si?
- Claro… creo que tienen cosas que hablar, me lo devuelves cuándo terminen, sólo no te tardes… la prueba de sonido no tarda en comenzar yo por lo mientras voy a buscar a Dunja que no me dio mi café – Bill asintió
- Si, esta bien… pero Tom, no te vuelvas a desvelar, que un día de estos Dave no estará tan de buenas y te regañara
- Si… si lo que tú digas
- Hay Tom, ya no quiero pelear…ahora voy – y escuché como apretaba una tecla – ahora si ¿en que estábamos?
- ¿Tom se desveló? - ¡Ja! Pero que pregunta, si yo sabía a la perfección la respuesta y también sabía que la única culpable del desvelo de Tom era yo
- Si… él muy gilipollas seguramente se consiguió a alguna piba que fue su distracción, pero ahora si se paso… - Fruncí el ceño
- ¿Por qué? – pregunté
- Porque sabía que teníamos compromisos para hoy y se anda cargando una carita que hasta a mí me da sueño – sonreí
- Hay amor, ya no te enojes… así es él – suspiró
- Pues si… ni que hacerle… pero ahora si ¿en que estábamos?
- En que te amo – repetí
- Yo te amo más princesa…
- Es lindo escucharlo – balbuceé y sin pensarlo dos veces decidí que Bill tenía que saber lo que estaba sucediendo
- ¿Qué pasa princesa? – Preguntó - ¿Cómo están las cosas por allá? – suspiré
- No cómo yo quisiera - respondí
- ¿Por qué?
- Bill todo se está complicando
- ¿Qué es lo que sucede? – cuestionó alarmado. Sobé mi nariz y una lágrima resbalo por mi mejilla
- Viktor me convertirá antes… y no sabemos bien porque, pero Brianda sospecha que será mañana cuándo lo haga – solté de golpe y sentí mi corazón contraerse una y otra vez
- ¿¡Qué!? ¡Ese hijo de puta no puede hacerlo! – dijo cabreado y exaltado a la vez
- Tan puede como que lo hará… Bill… tengo miedo
- Tranquila princesa… no se como, pero te ayudaré
- No… - chillé – Bill te matarían
- ¡Pero no puedo dejar que te transformen! ¡No puedo! – gritó y entonces mi llanto se volvió más profundo… él, mi príncipe se preocupaba por mí
- Bill… la prueba de sonido empieza en cinco minutos – escuché que le dijeron a mi novio
- Amor, es mejor que vallas. Tus fans te esperan ansiosas
- No… no puedo salir a cantar sabiendo esto – se negó
- Tienes que hacerlo… ellas lo merecen, te aman Bill, no sería justo que las dejaras plantadas el mero día – reproché – Yo estaré bien… de todos modos algún día tendría que pasar – musité resignada
- No princesa… tú… tú eres mi todo – chilló y enseguida un gemido escapo de su garganta
- Y tú también eres mi todo Bill, pero – agaché la mirada – pero ambos sabemos que esto no tiene rumbo – mi corazón se resquebrajó en miles de pedazos, pero quería protegerlo y para hacerlo tenía que tomar una decisión que yo no quería
- ¿Qué… qué quieres decir con eso? – la primera de muchas lágrimas cayó
- Habló de que esto… - guardé silencio por algunos segundos y proseguí – se terminó Bill – Y tuve que colgar para que él no se diera cuenta de mis sentimientos, tuve que hacerlo antes de que el mundo que ambos habíamos construido se viniera abajo y junto con él todas esas promesas que ya no podríamos cumplir


// Narra Bill //

[Un mes después]

¿Cómo volver a amar después de ver cómo todas tus ilusiones se rompen? ¿Cómo volver a creer que puedes ser feliz si a la única persona que de verdad amaste se fue sin decir mucho? ¿Cómo aceptar tu realidad si no puedes aceptar haber perdido? ¿Cómo olvidar si no puedes borrar todo lo vivido?

Ya no eran extrañas ese tipo de preguntas en mí. Llevaba un mes o quizás un poco menos tratando de comunicarme con ella pero su número no era el mismo. Había intentado llamar al celular de Brianda pero nadie contestaba. Mi vida se había vuelto un desastre desde entonces. Últimamente los conciertos habían tenido que ser cancelados o aplazados simplemente por algún capricho mío. Pero ¿Qué más daba? Si de todas maneras todo lo que alguna vez pensé que podría sacarme a la superficie me había hundido poco más de la cuenta.

Ya ni llorar era bueno y varias veces me pregunté si algún día quizás yo podría encontrar a la persona correcta. Con la que pudiera ser feliz. Pero al final caía en lo mismo, yo sólo podía ser feliz con ella. Pero se había ido y eso aunque quisiese no podía cambiarlo, porque ella era la que había marcado distancia y dónde yo me le acercara también me acercaba a mi muy segura muerte. Aunque algo en mí… muy en el fondo, se rehusaba a creerlo, porque la conocía y sabía a la perfección que mi princesa no era mala.

Soso moqueé y suspiré fuertemente. Ante los ojos de los demás bien podría parecer un chiquillo después de hacer el berrinche de su vida, pero lo cierto era que ante los míos era un sufrimiento interminable, porque llevaba mucho sin saber de ella, sin escuchar su voz, sin besar sus labios y eso muy a mi pesar no podía seguir soportándolo porque ella era mi todo, se lo había dicho y ella no había querido tomarlo en cuenta.

- Bill… ¿ya estás listo? – me giré sólo un poco para poder ver a mi gemelo con la cabeza ligeramente asomada por la puerta
- ¿Listo para qué? – cuestioné
- ¿Cómo que para qué Bill? Hoy tenemos concierto - ¡Diablos! Lo había olvidado. Apreté los ojos y rápidamente volví a abrirlos, para encontrarme nuevamente con la mirada achocolatada de mi hermano
- Tom… - ni siquiera me dejó seguir, seguro sabía lo que diría y probablemente ya se estaba hartando de mi actitud
- Nada Bill… ya hemos cancelado tres veces seguidas ¿te crees que las fans están contentas? No Kaulitz, ya basta… deja tu estúpida actitud y separa el trabajo de lo personal. A mí también me duele lo que pasó con mi pequeña, pero a comparación tuya yo si se diferenciar las cosas y por más que me duela no voy a dejar de tocar. No te voy a decir que no la extraño porque te mentiría, pero ella tomó sus decisiones y perdóname que te lo diga así, pero sus razones debió tener. Lo hecho echo esta y no podemos cambiarlo. Ella decidió cerrar una etapa de su vida, la etapa en la que nosotros formábamos parte pero bien dicen que lo que te hace daño no es bueno Bill y ella ya había sufrido demasiado junto a nosotros. Déjala ir… y recuerda… si es tuya regresara si no jamás lo fue. – finalizó y cerró la puerta de la suite dejándome solo de nueva cuenta.

Negué con la cabeza y busqué en el bolsillo de mi chaqueta mi celular. Necesitaba el consejo de alguien y quien mejor para dármelo que la chiquilla con la que había platicado hacía ya mucho tiempo y que a cambio de nada me había regalado una palabra de aliento.

Marqué su número y lleve el celular a mi oído.

- ¿Bueno? – y como por arte de magia sentí todos mis problemas desaparecer, esa chica me daba demasiada paz
- ¿Ma…Mariana? – tartamudeé
- Si… ¿Quién habla?
- Soy yo… Bill
- Oh Bill, que gusto volver a hablar contigo, perdón es que perdí tu número de celular y pues por eso no reconocí la llamada – se justificó, sonreí débilmente
- No te preocupes, está bien – respondí
- Hey… ¿pasa algo? – preguntó y justo era eso lo que quería que me preguntara porque en realidad necesitaba desahogarme
- ¿Tienes tiempo para platicar? – cuestioné y ella asintió
- Si claro… pero dime que sucede ¿estás bien?
- No – suspiré – en realidad no
- ¿Te puedo ayudar en algo?
- Se ha ido – musité en voz casi inaudible
- ¿Qué? ¿Quién se ha ido?
- Mi princesa Mar… mi princesa se ha ido – y nuevamente me eche a llorar, quería hacerlo, lo necesitaba para poder sacar todos esos sentimientos reprimidos
- Y tú princesa es…
- Mi novia – moví la cabeza de un lado para otro – quiero decir mi exnovia – rectifiqué
- Oh Bill, dios, pero… ¿cómo fue?
- Ni siquiera yo lo sé… solamente dijo que lo mejor era terminar – soso moqueé – la extraño – me desahogue y me acurruqué sobre la cama, esa dónde su perfume asía falta
- Pero, haber ¿Qué no has tratado comunicarte con ella?
- Si – respondí – pero ya cambió su número de teléfono
- ¿También el de su casa?
- No… es que ella no está en su casa o bueno literalmente si lo está, pero…
- ¿Cómo? – Cuestionó confundida – Haber nene cómo que está pero no está… no comprendo
- Bueno, lo que sucede es que ella vive en Alemania, pero no esta allá
- Ok entonces ¿no sabes dónde está?
- Si… - miré el suelo – ella está en Rusia, al parecer tiene toda una vida por allá – dije tratando de no decir mucho o esta chica me tiraría de a loco. Suspiró
- ¿Y no te has podido comunicar con quien se está quedando? ¿O está en un hotel?
- Se está quedando con una de sus amigas… Brianda… así se llama
- ¿Brianda? – preguntó. Asentí
- Si… ese es el nombre de su amiga, también he intentado llamarle pero no me contesta – un gemido lastimero escapó de mi garganta – necesitaba hablar con alguien… quizás lo hubiera podido hacer con Georg o Gustav, pero al igual que para mí, fue un duro golpe para ellos
- ¿Ella era su amiga?
- Si
- ¿Y porque no lo hablaste también con Tom?
- Porque él también está muy afectado… nuestra rubia era muy importante para todos nosotros. Tenía que hablarlo con alguien que me pudiera dar un consejo claro porque ahora todos ellos no pueden hablarme sin sentirse mal
- ¿Tú novia… emmm perdón… tú exnovia es rubia?
- Si
- ¿Me puedes decir su nombre? – preguntó y no supe porque pero la sentí hasta cierto punto nerviosa al preguntar eso
- Michelle o bueno… Mili para todos nosotros


// Narra Mili //


- Oh vamos… anda – me zangoloteó la rubia suplicante. Sonreí
- No Brii… he estado yendo demasiado, la gente me ha visto, no sería bueno – negué
- Anda Mili… no seas así, tengo sed – rodé los ojos. Esta chica si que era insistente – Vamos… ¿Si? ¿Si? ¿Si?
- ¿Y si llega a haber problema con algún humano?
- Lo matamos – fruncí el ceño
- Brianda no somos asesinas… o bueno, literalmente, solo matamos a gente mala para alimentarnos, pero a gente que no hace nada no podemos tocarla – musité
- Claro que podemos – se cruzó de brazos
- Pero no lo haré
- Hay esta bien, no mataremos a gente buena, pero anda vamos a comer que la garganta me quema
- Bueno… bueno, vamos – accedí sonriente y en menos de una milésima de segundo ambas estábamos frente a la puerta principal
- ¿Norte, sur, este u oeste? – volteé a todos lados y agudicé mi oído. Entonces muy a lo lejos escuché los gritos de una chiquilla despavorida pidiendo ayuda seguido de los latidos frenéticos de su corazón y un idiota riéndose de ella
- Oeste – y corrimos a la velocidad de la luz…
- Déjala imbécil – Gruñó mi amiga tras el tipo de tez morena que se encontraba acosando a una chica castaña que tenía toda la cara empapada en lágrimas
- Miren nada más… otra que viene a caer a la boca del lobo… - él la miró de una forma repulsiva e intento besarla, pero ella se hizo rápidamente para atrás. Quizás debía de ver por mi mejor amiga, pero sabía que estaría bien, en cambio la chica era la que necesitaba ayuda en estos momentos
- ¿Estás bien? – pregunté a la chica que tenía frente a mí
- Quería abusar de mí – contestó entre hipos
- Tranquila… ve a casa y no salgas de ahí – asintió y corrió lo más que pudo. Cuándo la perdí de vista regresé la mirada hacia dónde estaba el bastardo que sería nuestra cena o bueno la de Brii. La seguía viendo asquerosamente y fue por eso que corrí hasta él, tomándolo del cuello de una forma poco usual en mí
- No eres más que pura porquería – siseé mostrándole de poco en poco mis afilados colmillos. Su corazón latía vertiginosamente y eso me causo demasiada satisfacción
- Vamos muñequita deja de jugar a la mala – masculló el tipo asustado, aunque muy en el fondo trataba de ocultarlo
- ¡Cállate! – vociferé perdiendo los estribos y hundí mis largas uñas esmaltadas en color gris platinado en la piel de su rostro – Brianda ¿Lo haces tú o lo hago yo? – cuestioné viendo al idiota que tenía entre las manos intimidante
- Cómo tú gustes – respondió y en un segundo la que ocupaba mi lugar era ella
- Ha llegado tu hora pequeñín – seguido de esto, lo único que escuché fueron los gritos de nuestra victima y después los finos colmillos de mi casi hermana encajarse en la piel del hombre

Opte por alejarme un poco de ahí. A pesar de ser la mejor amiga de Brii no me gustaba nada eso de estar cerca de un vampiro cuándo se alimentaba. Principalmente porque los vampiros a pesar de ser compañeros eran vampiros y como buenos vampiros no les gustaba nada que se les molestara a la hora de la comida. Así que más por seguridad que por miedo la espere a por lo menos cien metros de distancia.

Me senté bajo un árbol. La luna resplandecía en su totalidad, me llenaba de tranquilidad y me hacía sentir cada vez más, ese dolor tan punzante en el pecho cada vez que de buenas a primeras me acordaba de mi antigua vida.

Pero lo había aceptado… más a fuerza que de gana, pero lo había aceptado a final de cuentas. Si… quizás era poco el tiempo que había pasado lejos de él. Apenas un mes y me dolía el solo pensar que tenía toda una eternidad para seguir sufriéndole.

- ¿Por qué no le buscas? – escuché la voz de Brii en mi subconsciente y entonces supe que ella había penetrado en mis pensamientos sin que yo me diera cuenta. Observé hacia todos lados, pero no la vi
- Porque no quiero volver a hacerme falsas esperanzas Brii… - musité en mis pensamientos y escuché los pasos de mi amiga acercarse cada vez más
- Él aun te ama – y la vi pararse frente a mí – no entiendo porque si tú también sientes lo mismo te sigues negando – me tendió la mano para poder levantarme. La tomé y comenzamos a caminar
- Brianda – tragué saliva – he matado gente, no creo que Bill quiera a una asesina cómo yo a su lado
- Lo has echo porque es necesario – me contradijo – si no te alimentas por voluntad propia sabes que puedes perder el control y entonces si asesinarías a gente que no tiene nada que ver en esto
- Ninguna de las personas que he matado tienen que ver con esto
- Todas las personas que has matado han sido asesinos, violadores, pederastas, maniáticos… no puedes sentir compasión por ellos – negó y corrió a una velocidad impresionante, sabía que se había enojado, pero eran mis sentimientos y ella por más que la quisiese no debía entrometerse en ellos.

Tal vez, para lo tarde que era debería haber corrido al igual que mi amiga, pero no quería, no sabiendo que al llegar todo estaría igual, sin la gente que amaba y por la que yo estaría dispuesta a seguir. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y supuse que era por el frío. Y es que a pesar de ser ya una vampira, mis habilidades no estaban totalmente desarrolladas. Según Viktor me las enseñaría poco a poco, para que me fuera acostumbrando a mi nueva vida, pero eso no era posible, me negaba rotundamente a una vida dónde no estuviera él.

Cerré por un momento los ojos y suspiré. Tenía ganas de hablarle, de escuchar su voz y decirle que no se preocupara que todo estaría bien, pero no quería mentirle y tampoco ilusionarlo para que al final todo terminara cómo ahora. Intenté de todas las formas posibles no hacerlo, pero no pude evitarlo y me solté a llorar. Aunque a decir verdad, prefería hacerlo ahora que el destino me había concedido un poco de privacidad y no después, cuándo toda una multitud de vampiros tuvieran los ojos puestos sobre mí.

Después de un rato llegué al castillo y al entrar me encontré con la mirada enfurruñada de Viktor y de Alexander, a quién a pesar del tiempo transcurrido, no lograba poder llamar Papá. Avancé un poco más y negué lentamente con la cabeza.

- Sé perfectamente lo que me dirán, mejor ahórrense el tiempo y déjenme tranquila – musité
- ¿Porqué insistes en ponerte en peligro? – cuestionó Alexander. Fruncí el ceño, me sorprendía de sobremanera que después de haberme abandonado ahora viniera a hacerse el típico padre preocupado por el bienestar de su hija
- ¿Porqué insistes en que haga algo que no quiero? – Levanté de más las cejas y caminé pasándome de largo y a paso lento avancé en dirección a mi habitación. Quería descansar, no tenía sueño obviamente, pero realmente quería tirarme en la cama a mirar las estrellas por la ventana, a pensar en cómo hubiese sido mi vida si yo no fuera hija ni de Alexander ni de Amelia, a mirar la vida pasar y seguir siendo tan solo una chica a un escaso mes de cumplir los 19 años… un mes que tardaría toda una eternidad para llegar.

Pasé por la sala común y más de uno ahí me miró. Pero no les hice caso, en cambio, seguí mi camino. Justo iba a dar mi primer paso para salir de la sala común cuándo de una manera quizá extraña una muchachita se posó frente a mí, impidiéndome el paso. Le analicé de pies a cabeza y entonces logré recordar que el nombre de la mujercita era Mariana.

- Su majestad – se inclinó frente a mí - ¿podría hablar con usted un momento? – preguntó. Debo decir que su repentino acercamiento me había dejado algo confundida, pero muy en el fondo de mí sentía que se acercaba con buena intención. Le miré un momento y le indiqué que se irguiera y tal cómo lo esperaba, ella lo hizo
- ¿Sobre? – cuestioné. Ella observo a todos los presentes y me sonrió
- Bill… - abrí los ojos de par en par. Sabía que todos ahí estaban enterados de él, sabía que ellos sabían que los licántropos tenían un descendiente, pero también sabía que todos ahí ignoraban su nombre, nunca nadie se los había dicho y yo a Bill pocas veces lo había mencionado.

Continuará…