domingo, 11 de julio de 2010

Capitulo #2 y # 3

Siiii....capi x fin...lo prometido es deuda...la vd.. si me gustoo y mucho..pero igual ya no les digo mucho xk si no me matan...xk unas si estan ansiosas x leer asi ke...akiii el kapi...oss amooo


Capitulo #2

Los meses habían transcurrido y todo iba perfectamente bien. Las cosas con Bill se habían tranquilizado un poco y hasta se había conseguido a una piva que a decir verdad no estaba nada mal. Se habían estado tratando aproximadamente desde ya dos meses atrás. En nuestra serie de conciertos por España la había conocido en una firma de autógrafos y ahora el muy gilipollas la había traído con nosotros. A pesar de la rotunda oposición de David a su decisión. Ahora que con Mili, todo había quedado aclarado. Olvidaríamos lo sucedido y todo seguiría siendo normal como antes. Aunque debo reconocer que en las ultimas semanas la veía mas bonita de lo normal. O el tiempo le había sentado de maravilla o es que de plano yo ya me estaba haciendo ideas.

- ¡Hola! – escuche decir a mi hermano. Voltee a verle y el me sonrío
- Hola – respondí sin darle más importancia
- ¿Qué no piensas saludar maleducado? – Cuestiono. Hasta ahora me venia dando cuenta que venia con su “novia”
- Oh, si, disculpa es que no la vi – Musite. Ante mi respuesta Bill movió la cabeza de un lado para otro. Bueno, igual siempre era así con ella. Y es que a pesar de que su chica estaba buena, a mí, en lo personal, no me caía nada bien. Si a plena vista se notaba que era una guarra… - Hola – dije sacudiendo la mano. Dirigiéndome a Pamela. Porque ese era su nombre. Anda que el nombre era el de una perfecta zorra. Ella copeo mi gesto y enseguida volteo hacia la ventana. No le di importancia y en su lugar negué con la cabeza. Ala, que esta mina pensaba que con eso me iba a hacer sentir mal. ¡Que equivocada estaba! Lo que debería de estar haciendo, era tratar de agradarle por lo menos a David. Porque en cuanto el dijera. ¡Te vas! Esa niña se iría sin más ni más.
- ¡Tom! – mi hermano llamo mi atención pronunciando fuertemente mi nombre.
- ¿Qué? – Pregunte enarcando una ceja. Realmente me molestaba el tono de voz de mi hermano. Desde que la había conocido. Había cambiado…y no precisamente para bien.
- ¿Estarás ocupado hoy en la noche? – pregunto en tono jovial
- No, ¿Por qué?
- Bueno, es que como mañana no tenemos compromisos pues Pame y yo iremos a una discoteca que esta por aquí cerca – Dijo sonriente
- ¿Y?...
- Pues veníamos a invitarte
- Hummm... - Me quede pensando un momento. Mientras rascaba mi barbilla aparentando indecisión… - No lo se…
- Anda Tomi, vamos, desde que comenzamos la gira no hemos salido más que a dar concierto tras concierto
- Pero Bill, tenía planes para hoy en la noche con Mili –Reproche ante esto el Agacho la mirada y se quedo viendo al suelo por algunos segundos… - Pues llévala contigo – musito resignado. Si, claro que la llevaría. Pero seria para hacer enojar a Pamela. Nunca se habían caído bien y era muy divertido ver como se lanzaban miradas llenas de odio. Aunque Mili, en ocasiones terminaba burlándose de si misma por su actitud. Mientras que la piva esa se tenía que tragar su coraje. Porque no podía decirle a Bill. Sabia a la perfección que si lo ponía a elegir entre ella o Mili. La decisión estaría tomada. Y por obvias razones elegiría a su “Mejor amiga”
- ¿Enserio? – dije, aparentando sorpresa
- Si, enserio – Respondió mirándome a los ojos.
- Bueno, pues entonces los veo al rato. Mientras tanto iré a avisarle a Mili – me aleje de ahí y reí por lo bajo. La cara de la piva esa al escuchar a Bill decir que si, había sido realmente graciosa. Subí al ascensor y cuando llegue al piso indicado. Salí, para encontrarme con la carita sonriente de esa personita a la que tanto quería… - ¡Hola preciosa! – musite. Y la abrace por la cintura
- Hola rubio - ¡Joder! ¡El tonito en que lo decía realmente me fascinaba!
- ¿Dónde te habías metido ah? – Cuestione
- Por ahí. Estaba haciendo travesuras – negué con la cabeza y le regale una de mis más sinceras sonrisas…
- Pequeña traviesa, hay cambio de planes – Frunció el ceño sin entender y después se encogió en hombros… - Anda a alistarte porque iremos a una discoteca
- Tom…no estoy de ánimos
- Anda preciosa, hazlo por mi ¿Si?... – Ante mi petición ella sonrió y asintió con la cabeza. Tocando con su dedo índice mi nariz
- Ok, pero regresaremos temprano ¿Esta bien?
- Si… - Nos dirigimos a su habitación y me deje caer sobre la cama rebotando un par de veces. Mientras que ella rebuscaba entre su maleta algo para ponerse. Eligio un pantalón ajustado y una blusa de tirantes. No importaba mucho lo que se pusiera, porque con todo se veía preciosa. Encendí la Tv. Y deje en uno de mis programas favoritos. Mientras que ella se daba una ducha. -¡¡¡¡Miiiliiii!!!! – Grite su nombre como maldito desesperado que ella salio corriendo del baño con una toalla enredada y con el cabello escurriendo. Al parecer ya se había terminado de bañar.
- ¿Qué pasa? – Pregunto preocupada
- Tu celular esta sonando… - Me miro indignada y después extendió su mano para que le diera el aparatito que tenia entre manos. Cuando se lo di, su semblante cambio por completo. Ahora su cara mostraba señales de estar nerviosa… - ¿Quién es? – Cuestione. Ella negó con la cabeza y abrió la tapa de su móvil para poder contestar
- ¿Hola?... – Camino hacia el rincón de la habitación. Alejándose lo bastante para que yo no pudiera escuchar su conversación. O era mi retorcida imaginación o Mili estaba escondiendo algo. Aun y cuando estaba lejos de ella, pude notar como negaba y asentía con la cabeza en repetidas ocasiones. Las manos le temblaban y parecía que en cualquier momento explotaría y comenzaría a gritar como loca. Cuando por fin colgó, regreso a su posición inicial y me sonrió… - Gracias por avisarme
- Pensé que te habías enojado conmigo – musite
- Me asustaste, pero que bueno que lo hiciste
- ¿Era alguien importante?...
- Si… - Se giro dándome la espalda y volvió a meterse al baño. Para cuando salio, ya tenía su atuendo puesto y solamente comenzó a maquillarse y a ondularse un poco el cabello… Ese largo y perfecto cabello rubio que me enloquecía.

==Narra Mili==

Termine de arreglarme y tome mi bolso para después salir de la habitación en compañía de Tom. Bajamos hasta el lobby donde ya nos estaban esperando Gustav, Georg, Bill y Pamela. Los salude a todos, incluso a la chica esa, que por cierto no me caía nada bien. Pamela me miro de pies a cabeza y después se giro y halo de la cabeza a Bill para darle un largo beso. Senti un retortijón en el estomago y un sentimiento aun extraño para mi, me embargo por completo. Si no hubiera sido por Tom que me tenía agarrada por el brazo me hubiese ido como animal sobre ella. Tirandola y arañándola, dejándole la cara marcada y quitándole esa sonrisita socarrona que le adornaba de oreja a oreja. Suspire y me trague mi coraje. Voltee a ver a Tom quien me miraba con un brillo muy peculiar en ese par de ojitos realmente adorables.

Cuando llegamos a la disco notamos que tenia un buen ambiente. Nos dirigieron a una zona exclusiva. Para ser exactos la zona VIP, no me gustaba mucho estar en esa parte de la disco, pero tenia que aguantarme si no quería perder a mis cuatro queridos y adorados integrantes de Tokio Hotel a manos de un montón de maniáticas. Tom ordeno que llevaran una botella a la mesa. Y comenzamos a tomar como si estuviéramos verdaderamente sedientos. No acostumbraba a tomar de tal manera. Por lo que estaba segura que al día siguiente me levantaría con una jaqueca terrible.

- ¿Quieres ir a bailar? – Pregunto Tom. Viéndome directamente a los ojos. Asentí con la cabeza y nos alejamos de los demás. Ya en la pista se nos paso el tiempo volando. Porque para cuando mire el reloj de pulsera que llevaba me di cuenta que eran las 2:15 de la madrugada. Busque con la mirada los ojos de Tom, para después sonreírle y acercarme instantáneamente a su oído…

- Es tarde – Musite. El asintió con la cabeza y me halo para salir de entre la multitud de jóvenes que aun seguían bailando importándoles un comino la hora que era.
- ¿Quieres ir al hotel? – Pregunto. Suspire profundamente y asentí con la cabeza. Nos acercamos a donde estaban los demás y Tom camino hacia donde estaba uno de los guardaespaldas que nos acompañaban. Le indico un par de cosas y nuevamente se acerco a mí. – Nosotros nos quedaremos un rato más, pero Toby te llevara al hotel ¿Esta bien?
- Si claro… - Dije mientras estiraba mis brazos para espabilarme un poco. El sueño me tenía realmente atontada
- Bien, te veré mañana preciosa. Que descanses. – me halo de un brazo hasta repegarme a el y darme un fuerte abrazo, seguido de un beso tronado en la coronilla – Te quiero – sonreí. Y camine hacia la salida, custodiada por uno de los guardaespaldas

__________

Busque la tarjeta de la puerta para poder entrar. Cuando la hube encontrado la introduje y me metí a mi habitación. Bostece y palpe la pared para buscar el interruptor de la luz. Con la habitación iluminada, deje mi bolso sobre el tocador y me recosté sobre la cama. Ni siquiera me tome la molestia de darme una ducha rápida. No con el cansancio que me estaba dominando. Los parpados me pesaban y no supe cuando fue que perdí la lucidez de las cosas.

Escuche una ligera risita muy cerca de mí. Acompañada de una voz que le pedía que parara. No le di importancia y me acomode para seguir durmiendo, cosa que me fue completamente imposible al sentir como el colchón de la cama se sumía un poco y alguien llamaba por mi nombre.

- Mili…
- ¿Hum?
- Anda, es hora de levantarte – Musito esa voz que aun no terminaba por reconocer
- No… - Volví a cubrirme con el edredón hasta la cabeza. Nuevamente volví a escuchar esa risita tan peculiar, tras un bufido que hizo que me hirviera la sangre y abriera los ojos de par en par. Con las cobijas aun cubriéndome. Me destape de poco en poco y talle mis ojos con mis manos vueltas puño hasta que pude ver las cosas perfectamente.


==Narra Bill==

Se me apetecía de lo más adorable la imagen que ahora presenciaban mis ojos. Sonreí al ver a Mili acabando de despertar. No era la primera vez que la veía de esta forma, pero, últimamente toda ella me parecía de lo más perfecta. Incluso su respiración me parecía hermosa. Acaricie la mano en la que ahora se recargaba para poder incorporarse y quedar sentada sobre la cama.

- ¿Mili? – La llame por su nombre y ella volteo a verme
- ¿Si?
- Vamos nena, tienes que levantarte
- ¿Hay algo que hacer? – Pregunto mientras comenzaba a quitar las sabanas que aun cubrían su cuerpo
- No…
- ¿Entonces porque has venido a despertarme? – Cuestiono. “Porque quisiera verte todo el día. Quisiera que no te apartaras ni un segundo de mi lado. Porque me gustaría que compartieras el tiempo que pasas con mi hermano conmigo”. Esa hubiera sido una buena respuesta, sin embargo, no podía decírselo. ¿Por qué?, pues porque mi novia estaba viéndonos desde el sillón.
- Porque los chicos quieren salir y pues quieren que vengas con nosotros – Musite. Me acomode sobre la cama para poder verla mejor, mientras se dirigía a su maleta para sacar lo que fuese que se pondría el día de hoy.
- Y… ¿A dónde quieren ir?
- No lo se… - Me encogí en hombros y negué con la cabeza
- Humm… - Fue lo ultimo que dijo, tras perderse en la puerta de el baño.
- Bill…
- ¿Mande?
- Dice Gustav que te esperan abajo en cinco minutos – Inquirió mi novia. Mientras me enseñaba su celular. Suspire casinamente y asentí con la cabeza
- Bueno, me adelantare y las esperaremos abajo ¿esta bien? – Pamela asintió con la cabeza y encendió el televisor. Me incorpore de mi asiento y Salí de la habitación. Tal vez no había sido una buena idea dejar a Pamela en la habitación. Mili y ella nunca se habían llevado bien, y eso era algo que hasta cierto punto me preocupaba. Porque ella era mi mejor amiga, y lo que yo mas quería era que como mi mejor amiga me diera su punto de vista y hasta su aprobación para andar con una chica.

==Narra Pamela==

Escuche la puerta del baño abrirse. Me gire para poder ver a la guarra que acababa de salir de ahí. Le mire de pies a cabeza. Ya venia cambiada, seguramente porque sabía que tanto Bill como yo nos encontrábamos en la habitación. Aunque bueno, a decir verdad, y a mi parecer, si no hubiera sido porque yo estaba ahí, la muy perra habría salido solamente en toalla para seducir a “Mi” Bill. Hacia tiempo que deseaba estar con ella a solas, pero no se había dado la ocasión. Porque siempre estaban Bill o Tom. Me calaba hasta lo más profundo que esa, fuera la mejor amiga de ellos. O bueno, en especial de Bill. Le lance una mirada fulminante y ella frunció el ceño. Nunca me había hecho nada para que me cayera tan mal. Pero el simple hecho de estar tan cerca de los gemelos y de los otros dos integrantes. Había sido más que suficiente para odiarla con todas mis fuerzas. Muchas veces, me habían dado ganas de gritarle lo que se merecía a la muy turra, pero me abstenía especialmente por Bill, porque sabia a la perfección que cualquier cosa que yo dijera en contra de su amiga seria motivo suficiente para tener una discusión muy fuerte y lo que menos quería era pelear con el.

Mire nuevamente a Mili y esta vez tome demasiada atención a su atuendo. Un pantalón ajustado y una blusa de tirantes. Su cabello que ahora estaba ondulado y su maquillaje obscuro como siempre. A pesar de odiarle, tenía que reconocer que todo le quedaba bien. Era delgada, alta y de un tono de piel bastante pálido, casi como si estuviera muerta. No me sorprendería si Bill, Tom, Georg o incluso Gustav se llegaran a fijar en ella. Note como camino hacia la cómoda que se hallaba frente a la cama y tomo su móvil. Lo abrió y enseguida lo volvió a cerrar para después guardarlo en su bolso. Acomodo su cabello y se giro sobre sus pies para poder verme.

- ¿Y Bill? – Cuestiono. Suspire y le mire de mala gana
- Abajo, con los chicos
- Ah… - Me incorpore de donde me hallaba sentada y apague el televisor mientras me acercaba a ella.
- ¡Oye! – Le hable, tratando de llamar su atención. Ella se giro sobre sus talones y me miro de pies a cabeza
- ¿Qué? – pregunto. Me acerque aun mas a ella y la tome del brazo fuertemente enterrando mis uñas en su piel… - Auuu – Se quejo. Y tironeo su mano, intentando que la soltara. Cosa que no consiguió. Es mas, le apreté más fuerte. Esta vez, haciéndole daño… - ¿¡Qué es lo que te pasa!? ¡Suéltame! – Ordenó. Sonreí socarronamente y negué con la cabeza
- ¡Mira muñequita!, si no te quieres buscar problemas es mejor ¡Que te alejes de Bill! – Inquirí. Ella frunció aun más el entrecejo y enarco una ceja
- ¿Y que te hace pensar que te are caso? – Pregunto. Al mismo tiempo que negaba con la cabeza y sonreía. Y precisamente su sonrisita fue lo que hizo que me hirviera aun mas la sangre… - ¡Bill es mi amigo! Y si alguien tiene que alejarse de el en todo caso tendrías que ser ¡Tú! – Baladro. Ahora si la pequeña y preciosa Mili a la que todos conocían se había esfumado y en su lugar solo quedaba una totalmente diferente… Me miro indignada y tironeo nuevamente su brazo hasta deshacerse de mi agarre, provocando con esto que mis largas uñas esmaltadas en color blanco la rasguñaran dejándole tres heridas en forma de líneas verticales a lo largo de su brazo cubiertas por tres hilos de sangre. Al parecer no se dio cuenta porque de lo contrario hubiera ido por lo menos a enjuagarse y sin embargo salio hecha un lío de la habitación. Yo por mi parte me dirige al baño para poder enjuagar los rastros de sangre que habían dejado los rasguños que yo misma le había hecho. Cuando hube terminado mi trabajo baje al lobby donde Tom, Gustav y Georg se encontraban parados mirando atentamente a Bill quien hablaba con Mili y observaba con detenimiento su brazo.

Me acerque un poco. En realidad me temía que la estúpida esa, les hubiese dicho que yo había sido quien le había hecho tal cosa. Cuando me halle frente a los chicos hice la pregunta obligada. Aunque yo misma ya sabía la respuesta.

- ¿Qué pasa? – Cuestione

Tom volteo a verme y me lanzo una mirada furibunda y bufo audiblemente para después acercarse a Bill y a Mili.

- Al parecer Mili se lastimo – Musito Gustav en tono preocupado. Valla, al parecer los gemelos no eran a los únicos que se les ponían los vellitos de punta por el solo hecho de pensar que Mili no estaba bien.
- Espero que no sea nada grave – Inquirió Georg y ambos caminaron hacia donde estaba la turra esa.

Me hervía la sangre por el simple hecho de ver como todos se preocupaban por ella. Porque de ser yo quien estuviera lastimada seguramente el único que se preocuparía por mi seria Bill y en todo caso seria por compromiso. Levante la vista y vi como David se acercaba a ellos con un botiquín de primeros auxilios. Bill le indico a Mili que se sentara en un sillón que se encontraba ahí mismo y así lo hizo. Mientras tanto el ya había comenzado a sacar algodón y agua oxigenada. Humedeció un pedacito de algodón con un poco de ese líquido y comenzó a presionar un poco sobre las heridas de Mili. Note como Mili hacia gestos que seguramente eran de dolor y cuando mi mirada se cruzo con la suya ella prefirió voltear a otro lado. Cuando por fin Bill termino de hacer su labor guardo todo en su lugar y se lo dio a David, quien se retiro de ahí sin decir ni una palabra. Me acerque una vez mas hasta donde se encontraban y Tom agarro de la mano a Mili, sacándola del hotel. Gustav y Georg le siguieron y salieron tras el. Mientras que Bill al momento que me vio frunció el ceño y se acerco a mí.

- ¿Qué le paso? – Pregunto. No podía decirle la verdad, porque si lo hacia mi relación con el estaría acabada
- No lo se, so…solo vi que cuando salio del baño ya traía eso y cuando le pregunte que era lo que le había pasado salio sin decirme nada. Seguramente se lastimo cuando se estaba duchando… - Inquirí temerosa.
- Me preocupa ¿sabes? – Musito. ¡Si! ¡Claro que lo sabia! Y eso era algo que no me gustaba para nada.
- Si amor, lo se, pero yo creo que debes dejar de estar tan pendiente de ella, porque ella sabe lo que hace, se sabe cuidar – Inquirí tratando de sonar normal. Cuando por dentro estaba que explotaba por el aparente interés de Bill en Mili…
- Si, tienes razón, pero es que, ella es mi mejor amiga y es mi deber cuidarla - ¡Pues para ser un deber! ¡Se lo tomaba demasiado enserio!
- Pero debes darte cuenta que ella también se sabe cuidar
- Y estoy conciente de eso, se que no tiene tres años, pero viene con nosotros y entonces esta a nuestro cargo
- Tu lo has dicho, “A su cargo”. Mas no a tu cargo únicamente…
- Vámonos – Musito. Comenzó a caminar hacia la furgoneta que se hallaba afuera del hotel.

Cuando subimos pude notar que Tom iba en los asientos de adelante junto a Mili, abrazándola por la espalda y acariciando su cabello. De no ser, porque conocía a la perfección su reputación hubiera creído que él estaba enamorado de ella. Durante el camino Bill se quedo mirando hacia la ventana sin decir nada, Gustav de vez en vez tarareaba alguna canción, Georg escuchaba atentamente la plática que tenían Tom y Mili, y como ya lo había mencionado Tom y Mili venían platicando sobre alguna de todas sus experiencias de cuando eran niños.

Tal vez eso era lo que me afectaba, tal vez el hecho de que Mili los conociera desde siempre era lo que me calaba, tal vez por eso jamás había querido tratarla, tal vez por eso me había hecho a la idea que jamás podríamos ser amigas, tal vez por eso me la pasaba haciéndole pasar rabietas, tal vez por eso me había auto-ordenado odiarla. Porque tenía demasiada suerte. Porque una fan hubiera dado todo con tal de estar en su lugar. Porque a mi me calaba que en todas las putas entrevistas que les hacían tanto Bill como Tom recalcaran que ella era la persona mas importante en sus vidas aparte de su mamá.

Simplemente estaba muerta de celos. Y bueno, en parte era comprensible, no todas las chicas tenían la fortuna de conocer a los chicos y a pesar de que ahora yo era la novia de Bill Kaulitz él seguía prestándole más atención a ella. Lo que me hacia pensar que Bill muy en el fondo la veía como algo mas que su mejor amiga.

- ¿Pamela? - Escuche a alguien decir mi nombre. No supe quien era y no quería saberlo, solamente quería seguir pensando…porque pensar… era lo que me hacia falta - ¿Pame? – Escuche nuevamente. Voltee a mi derecha y vi a Bill fuera de la furgoneta. Lo que quería decir que habíamos llegado. Fui la ultima en bajar y ahí frente a nosotros estaba una gran heladería. ¡Valla sorpresa! Habíamos cruzado toda la puta ciudad solamente para ir a comprar un helado.

- ¿Qué hacemos aquí? – Pregunto Mili. Algo confundida
- Aquí hacen los mejores helados del mundo… Tienes que probarlos – Musito Tom muy seguro de lo que había dicho
- Hay no, no hay mejor helado que los que venden en la heladería “Súper Tilín-tilín”… - Con el comentario de Mili todos soltaron estruendosas carcajadas. ¡Joder! Hasta con un maldito comentario los hacia reír
- Vamos princesa, no reniegues y mejor pide uno – Inquirió Bill mientras se sentaba en una de las sillas que se encontraban dentro de la heladería
- Hummm.... esta bien – Termino cediendo – Haber quiero uno de amm… ¿Galleta? … si, si… galleta.
- Yo quiero uno de chocolate – Pidió Bill al joven que se encontraba frente a nosotros
- Yo de vainilla – Dijo Tom
- Para mi uno de queso – Encargo Gustav
- Fresa – Murmuro Georg
- ¿Y tu Pame? – Pregunto “Mi” novio
- Limón…

Cuando todos estuvimos con nuestros helados en mano Tom pago y salimos de ahí para volver a subir a la furgoneta. Todos iban degustando su helado haciendo gestos de que estaban buenos.

- ¿Y que te pareció? – Pregunto Tom a Mili
- Hummm… esta rico, pero, yo insisto en que los de Tilín-tilín son mejores – Musito. Sonriéndole a Tom.
- ¿Cómo sigue tu brazo? – Cuestiono Gustav
- Me duele un poco, pero creo que estará bien… el doctor Bill me ha curado jajaja – Soltó tremenda carcajada que hizo sonreír a todos los demás
- Y ¿Soy un buen doctor? – Pregunto Bill enarcando una ceja
- El mejor de todos…

_______

Llegamos al hotel y todos se fueron a sus habitaciones a excepción de Mili, quien a petición de Tom fue a la recamara del mismo. Bill y yo fuimos a la recamara de él. Cuando llegamos, entramos y me senté en el borde de la cama, el se sentó a mi lado y paso su mano por mi espalda, rodeando de esta manera mi cintura. Realmente eran pocas las veces que Bill y yo nos encontrábamos así y sinceramente aunque eran pocas las disfrutaba al máximo. Sentí como su calida mano me tomaba de la barbilla y me obligaba a mirarle. Sus ojos eran preciosos y aunque solo estaba delineado me encantaba como se veía. El maquillaje le ayudaba, pero por si solo era precioso. Se acerco poco a poco a mí y me beso salvajemente. Casi nunca lo hacia de ese modo, pero fuera cual fuera la forma en que me besara a mi me fascinaba. Correspondí a su beso de la misma manera y sentí como la mano que hasta ahora había mantenido en mi barbilla comenzaba a bajar, rozando delicadamente mi piel con la yema de sus finos dedos, hasta que se topo con el borde de mi blusa. Yo por mi parte comencé a acariciar su espalda desesperadamente por debajo de su playera. Entonces senti como empezaba a recostarme sobre la cama quedando él encima de mi. Su boca comenzó a bajar hasta mi cuello, lo chupo y lamió por toda su longitud con avidez y lujuria. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, cuando senti como con una de sus manos comenzaba a apretujar mi trasero. Hacia tiempo que no tenia sexo con Bill, pero cuando lo tenia, era sexo duro y salvaje. Todo lo contrario a lo que yo me imaginaba cuando lo había conocido.

Nos hallábamos totalmente desnudos, la temperatura había subido y realmente lo único que quería era que me follara ya. Quería sentirlo mío y olvidarme por un momento de la estúpida idea que se había formado en mi cabeza desde la primera vez que vi como él miraba a Mili. Con cariño, con ternura, con…con amor. Me acariciaba los senos con descaro, los lamia y mordisqueaba mis pezones dejándolos más erectos de lo que ya estaban. Nuestras respiraciones ahora eran jadeos… Jadeos incesantes que se escuchaban por toda la habitación. Cerré los ojos y deje que me hiciera lo que se le apeteciera. Con la punta de su lengua delineo desde mi boca hasta mi ombligo, donde se detuvo para comenzar a chupetearlo y besarlo con lujuria.

Abrí los ojos y me incorpore de poco en poco hasta dejarlo a él acostado sobre la cama. Me incline sobre la cama quedando entre sus piernas y viendo su más que creciente erección que yacía frente a mí. Lamí toda la palma de mi mano y después con esta misma tome su falo que se hallaba más tieso de lo que yo creía.

- Hummm...- Gimió roncamente al sentir mi mano húmeda acariciar su pene
- ¿Te gusta?
- S…Siii… - Siseo

Con la punta de mi dedo comencé a acariciarlo por toda su longitud para después comenzar a sacudirlo frenéticamente. Dejándolo más erecto si se podía. Lo tenía completamente perdido de placer. Su respiración se había vuelto entrecortada y gemía constantemente. Gemidos con los que yo misma empezaba a sentirme húmeda. Entonces con mi boca a escasos centímetros de su miembro hice lo que desde hacia muchísimo tiempo quería hacer. Comencé a introducirlo poco a poco a mi boca. Primero la punta que lamí con descaro. De vez en cuando daba ligeros mordiscos a su glande que estaba al rojo vivo y que parecía que iba a explotar. Después de algunos minutos de lamer solo la punta, introduje todo su falo a mi boca, saboreándolo y embadurnándolo de saliva. Degustando el agradable sabor de cada centímetro de su pene. Comencé a meterlo y sacarlo en repetidas ocasiones de mi boca simulando una penetración y haciendo sonidos húmedos que hasta a mi me excitaban.

- O…oh…p…por dios…va…vamos…n…no pares – Inquirió dificultosamente. Hasta hablar le constaba trabajo gracias al sin numero de sensaciones que azotaron su cuerpo. Yo sin rechistar hice caso a su petición y seguí metiendo y sacando su pene de mi boca. Después de algunos segundos lo saque de mi boca y volví a besarle, hurgando con mi lengua su boca.

Me recostó sobre la cama y entonces bajo sin pena hasta donde se encontraba mi entrada. No pude evitar gemir fuertemente al sentir su lengua húmeda sobre mi clítoris, llevo dos de sus dedos y comenzó a prepararme, metiendo y sacándolos de mi vagina. Él seguía chupando mi vulva. Me revolqué entre las sabanas al sentir como succionaba mi clítoris que a estas horas estaba totalmente erecto. Los espasmos que me invadieron de un momento a otro me hicieron tener mi primero orgasmo. Cuando hube relajado completamente el cuerpo. Bill se acerco a mi boca y me beso. Con furia, con fiereza. Jamás lo hacia de ese modo y precisamente fue por eso por lo que me asuste de su actitud, pero aun así seguí. Arriesgándome a algo que ni siquiera yo sabia de que se trataba. Rasguño mi espalda placenteramente y comenzó a sacudir su miembro masturbándose a si mismo y dejando su pene totalmente tieso nuevamente. Me encogí de piernas, dejando mi vagina expuesta. ¡Quería que me hiciera suya ya! No tardo mucho para que esto sucediera. Porque senti como comenzaba a meter su punta dificultosamente. A pesar de que me había preparado y estaba lubricada le costo trabajo entrar y para cuando lo hizo. Me la metió hasta el fondo de una sola embestida…

- Auuuhhmmm – Gemí sin pudor. Y es que tenia su polla completamente dentro de mi y eso me hacia sentir algo mas allá del placer físico…

Comenzó a embestirme de manera bestial entrando y saliendo en repetidas ocasiones, acariciaba lascivamente mis senos pellizcando mis pezones y haciéndolos doler. Sin dejar de penetrarme, se inclino como buenamente pudo para besarme y mirarme con lujuria. Si, bueno, Bill era un lujurioso de lo peor. Y realmente eso me extrañaba de él. Porque precisamente él siempre había sido como el emmm… ¿Tierno?... Si bueno, la mayoría lo podrían catalogar así pero a la hora del sexo se tornaba completamente lo contrario…

- Oh…oh si vamos cariño… sigue…ahí…ahí…auuhhmm… más…mas – Gemí
- ¿Quieres mas? – Pregunto sensualmente
- Si, si vamos cariño dame más
- Pídemelo – Inquirió con voz dominante
- Métemelo – Musite
- ¡Mas fuerte! ¡Quiero que me lo pidas fuerte!
- ¡Oh! ¡Vamos Bill! ¡Follame Duro! ¡Dame más! ¡Dame más! Auuuhhmmm

Por fin comencé a sentir como el momento tan anhelado se acercaba. Sentía el palpitar de mi vagina y repentinos temblores invadiéndome todo el cuerpo hasta hacerme llegar con dos ultimas embestidas que Bill me propino para que el pudiera llegar segundos después de mi. Me quede recosté sobre la cama y le abrace por la cintura. Le di un último beso y me quede profundamente dormida.

==Narra Bill==

Escuche como alguien me llamaba por mi nombre y enseguida comenzaban a abrir la puerta de mi habitación. Intente levantarme rápidamente para impedirle a esa persona que entrara, pero fue inútil porque en menos de lo que yo creí ella ya se encontraba frente a mi, viéndome con los ojos abiertos como platos y para cuando reacciono solamente negó con la cabeza y comenzó a caminar hacia la puerta, disculpándose por haber entrado así…

- N…no fue mi intención… p…perdón, yo no quería ver esto – Musito entre nerviosa y apenada
- Mili… n…no es lo que parece – Me pare bruscamente de la cama trastabillando y cubriéndome únicamente con una sabana enrollada de la cintura para abajo y provocando que Pamela despertara y volteara a vernos.
- No te preocupes, yo lo entiendo – Dijo mientras abría la puerta de la habitación
- Mili, por favor déjame explicarte – Suplique. Provocando que ella volteara a verme bruscamente
- ¡No tienes nada que explicarme! ¡Es tu novia! ¡Y puedes tirartela cuantas veces se te pegue la gana! – chillo y salio de la habitación. Casi corriendo. Pude notar como estaba a punto de llorar y si no lo había hecho había sido por puro orgullo. Pero ¿Acaso le había dolido el verme en tal situación con mi novia? O era acaso que yo ya me estaba haciendo ideas en la cabeza y veía cosas que no eran
- ¿Qué pasa cariño? – Pregunto Pamela. Ni siquiera conteste. Me duche rápidamente y Salí como diablo de la habitación.

Camine por el largo pasillo que se encontraba frente a mí. Estaba desesperado. Necesitaba explicarle las cosas a Mili. ¡Necesitaba hacerle saber que cuando me follaba a Pamela cerraba los ojos, pensando que era ella a quien hacia mía, una y otra vez! ¡Necesitaba hacerle saber que si ahora Pamela era mi novia era por mi estupida idea de que si andaba con alguien mas la olvidaría! ¡Necesitaba hacerle saber que a la única que había amado, amaba y amaría seria a ella!

Justo cuando iba a llamar a la puerta de Mili alguien me hablo llamando mi atención…

- ¿Bill?
- ¿Qué? – Conteste mientras me giraba sobre mis talones
- ¿Qué no te aviso Mili que David nos esta esperando abajo? Anda…que esta desesperado. Acuérdate que hoy tenemos un sin fin de cosas que hacer – Musito Gustav que se hallaba ahora frente a mi.
- Gus, tengo que arreglar un problema – Musite
- Lo que sea que tengas que arreglar, lo arreglaras después, porque David esta que se lo lleva la que lo trajo. Así que vamos – Me jalo del brazo, llevándome hasta el ascensor y bajándome hasta el lobby donde ya nos estaban esperando. Cuando llegamos David nos miro furibundo y comenzó a darnos indicaciones de las cosas que se tenían que hacer. ¡Joder! ¡A buen día había pasado esto! Trate de tranquilizarme y todos salimos directo a la minivan que nos llevaría al recinto donde daríamos uno de los muchos conciertos que aun nos faltaban. En realidad, lo único que deseaba era que todo se pasara rápido y para mi mala suerte, resulto todo lo contrario. Las horas, los minutos e incluso los segundos se me hacían eternos. Solo deseaba verla y decirle que lo que había visto no tenía ningún significado para mí.

==Narra Mili==

Aun seguía atontada por lo que había visto hacia un par de horas. No me la terminaba de creer y estaba casi segura que de no haber salido rápido de ese lugar, habría estallado en un sonoro y por demás lastimoso llanto. Ver a Bill, acostado a un lado de Pamela, totalmente desnudo e imaginándome lo que había pasado esa noche, me había lastimado y mucho. Pero claro, no podía dejar que nadie lo notara ¿Por qué? Pues porque yo solo era la mejor amiga de Bill ¿Y que significado tendrían mis lagrimas? ¿De que serviría llorar? Si de todas maneras el ya lo había hecho y yo…yo no podía hacer nada. Senti como dos gruesas lagrimas resbalaban desde mis ojos, humedeciendo mis mejillas. Entonces alguien llamo a mi puerta. Limpie mis lagrimas con el dorso de mi mano y me dirige a abrir. Un poco temerosa, porque de ser Bill el que estuviera detrás de esa puerta seguiría llorando con el solo hecho de verle.

- ¡Hola! – Me saludo la chica que se encontraba frente a mí, con una sonrisita socarrona adornándole el rostro
- Ah, Hola – Dije sin darle más importancia y me metí a mi habitación, dejando la puerta abierta, por si se le apetecía entrar. Senti como el estomago se me revolvía y es que el saber que ella había follado con el hombre al que yo amaba me resultaba sumamente difícil de asimilar
- ¿Cómo estas? – Pregunto. Una pregunta estúpida, porque ella bien sabia que me encontraba mal. Pero obviamente yo no podía darle el gusto de verme así
- Bien ¿Por qué?
- No, por nada – Se encogió en hombros – Es que me preocupo como saliste de la habitación de Bill, al ver en la situación que nos encontrábamos - ¡Maldita! ¡Mil veces maldita! Estaba segura que le había dado una gran satisfacción el verme salir de esa manera y no le había preocupado ni un poco
- ¿Y que querías? ¿Qué me quedara viéndolos desnudos? ¡Vamos! ¡No soy una enferma! – Le dije tratando de sonar normal
- Hummm… pues en realidad no me hubiera gustado que tu estuvieras ahí, viendo como Bill me hacia suya una y otra vez, como me la metía y me hacia gritar de puro placer. Hubiera sido algo incomodo para ambas ¿No lo crees? Aunque bueno, mas para ti que para mi – Musito socarronamente
- ¿Qué diablos estas diciendo?
- Mili…Mili…Mili – Dijo mientras negaba con la cabeza - ¿Es que acaso me crees tonta? ¿Acaso crees que no me he dado cuenta? ¿Crees que no se que en este preciso momento te estas muriendo de ¡CELOS!? ¿Crees que no me he dado cuenta de cuanto te gusta “Mi” novio? ¿De verdad crees que soy tan estúpida?
-…- Sin palabras, no podía contestarle, no cuando sabia que lo que ella decía era verdad
- ¿Qué? ¿Ahora te comió la lengua el ratón? – No, tal vez no me la había comido, pero no tenia nada que decir - ¡Vamos pequeña! ¡Es hora de aceptarlo! ¿No lo crees? ¿Para que finges algo que se te nota a kilómetros?
- ¿Qué te crees ahora? ¿Adivina? ¿Cómo puedes estar tan segura de algo que tú no sientes? – Intente confundirla. Pero al parecer no lo había conseguido
- Estoy segura, por como lo ves, por como le hablas, por como lo abrazas, por tus ojos que llamean cada vez que me besa o me hace el amor. Por eso estoy tan segura de lo que digo – Inquirió. Suspire profundamente soltando el aire acumulado en mis pulmones audiblemente y negué con la cabeza
- No Pamela, no te equivoques, y si, tienes razón, lo amo como a nadie. Pero le amo de una manera diferente a la que tú crees. Le amo como mi mejor amigo, no como algo más. ¡Si yo hubiera querido algo mas con el no habría esperado tanto tiempo y créeme que de no ser porque solo lo quiero como mí amigo! ¡Tú no serias su novia! ¡Es mas, ni siquiera hubieras llegado a ser su amiga! ¡Y si esta contigo es gracias a mí! – Rugí esta vez molesta
- ¡Ja! ¿¡Gracias a ti!? … Por dios, no me hagas reír, haber ¿Por qué dices que si esta conmigo es gracias a ti?
- ¡Porque el estaba enamorado de alguien que no le correspondía! ¡Porque acudió a mi por un consejo! ¡Y mi puto consejo fue que buscara a alguien más! ¡A alguien que de verdad lo supiera querer! ¡Le suplique que buscara en una de sus tantas fans a una que en verdad lo supiera hacer feliz! ¡Y si yo le hubiera querido de la manera en que tú dices que lo quiero, yo misma lo habría hecho feliz! – Grite y ella no dijo nada - ¿¡Que!? ¿¡Ahora es a ti a quien le han comido la lengua!? – Gruñí colérica. Esta piva realmente me había hecho enojar. Y lo peor era que a pesar de todo, lo que me había dicho era la verdad
- Yo…yo no…yo no sabia eso – Agacho la mirada y pude ver como una lagrima caía al suelo. Ella había comenzado a llorar
- ¡No! ¡Claro que no lo sabias! ¡Porque solo ves lo que tus ojos quieren ver!
- Yo pensé que tu querías quitármelo… ¡Pensé que querías arrebatarlo de mi lado! ¡Pensé que entre tu y el había un sentimiento mas allá del de una amistad! – Grito, mientras lloraba frente a mí. Era extraño pero sentí un sentimiento poco usual recorrer mi cuerpo y fue por eso que corrí a abrazarla como si siempre me hubiera llevado bien con ella, como si entre nosotras no existiera esa rivalidad que siempre había existido. Por primera vez en mi vida la vi como un ser humano que sufría por otro y no como la novia de Bill Kaulitz, la novia del chico al que yo amaba
- No lo arrebataría de tu lado nunca, no tengo razones para hacerlo, además ¿Qué clase de amiga crees que soy? ¿Acaso crees que yo le quitaría la felicidad a mi mejor amigo por un capricho mío? Evidentemente no lo haría ¿Y sabes porque? Porque entre el y yo no hay ningún sentimiento mas allá del de una buena y bonita amistad – Lo último que dije, evidentemente no era verdad, pero precisamente porque Bill era feliz a su lado, yo no podía arrebatarle de un momento a otro esa felicidad que tanto trabajo le había costado conseguir. Me separe un poco de ella y con la manga de su suéter limpio sus lágrimas. La lleve hasta la cama para que se sentara y me senté en un sillón que me hacia quedar frente a ella
- Pensé que por el sentimiento que sentías por el, era porque me odiabas – Musito. Sonreí y negué con la cabeza
- Yo no te odio ¿Qué te hace pensar eso? – Pregunte
- Por como me veías, con odio, recelo y rencor
- Jajaja – No pude evitar reír – Como la mejor amiga de Bill y Tom, me preocupo por ellos y más por Bill, porque se como es, como le pueden lastimar tan fácilmente. No es porque odie a todas las chicas que se le acercan. Es solo que siento que lo lastimaran en cualquier momento. Pero en verdad yo no odio a nadie. No tengo porque hacerlo – Volví a mentirle, porque si le odiaba, pero como ya lo dije, yo no era nadie para arrebatarle la felicidad a mi mejor amigo.

[[[NOTA: PONER AQUI LA CANCION MY IMMORTAL DE EVANESCENCE]]]

Seguimos platicando, toda la tarde y por primera vez en lo que llevábamos de conocernos nos tratamos sin gritos. Al final acordamos que intentaríamos ser amigas y eso, bueno…eso seria difícil, porque ella seguiría teniendo a Bill a su lado y yo. Yo tendría que aguantarme todo lo que hicieran frente a mi y bueno eso no seria tan difícil, porque desde hacia mucho tiempo me aguantaba pero ahora ya no podría lanzarle esas miradas llenas de cólera que acostumbraba. Ahora si Bill, era un chico prohibido para mi.

Las horas pasaron y yo ya me encontraba sola en mi habitación, estaba acostada en mi cama pensando y si, bueno, estaba pensando en él, es que simplemente no podía sacarlo de mis pensamientos. Una vez más llamaron a mi puerta y yo solo ordene que pasaran. Cuando la puerta se abrió vi a ese greñas paradas que me hacia perder el aliento. Venia agitado y sudando. ¿Es que acaso el concierto lo había dejado tan mal? Voltee a verlo de lleno y trague saliva dificultosamente. Se me hacia de lo mas incomodo estar a solas con él. Número uno: por la escena que había presenciado en la mañana y número dos: porque ahora su novia y yo éramos amigas, o bueno estábamos en el intento.

- Mili necesito hablar contigo – Musito jadeando.
- ¿Qué pasa? – Pregunte. Aun sin entender
- Yo…yo puedo explicar lo que viste hace un rato – mi corazón latió errático. No quería ninguna explicación. Solamente quería olvidarlo. Y lo que el pretendía hacer no ayudaba en nada
- Bill…no tienes porque explicar nada ¿Esta bien?, yo lo entiendo. Ustedes son novios y es normal – Dije. Mientras me incorporaba quedando de pie frente a él, mirándolo directamente a los ojos
- No Mili… es que, tu tienes que saber que lo que viste no significo nada para mi
- Bill, no me gustan las mentiras y lo sabes, si no hubiera significado nada, no lo habrías hecho, deja de excusarte, yo lo entiendo – Inquirí a punto de romper a llorar como niña pequeña
- ¡No Mili! ¡No son excusas! ¡Es la verdad! ¡Yo no la amo! ¡Nunca la ame! ¡Solamente ando con ella porque creí que de esta manera podría olvidar a la chica que de verdad amo! – Sus palabras sonaban tan sinceras que casi me la creí
- No Bill, no digas eso, tu amas a Pamela y no tiene nada de malo
- ¡Mili entiéndelo! Yo jamás olvide a la chica de la que me enamore desde hace ya mas de un año ¿Es que acaso no te basto con verme de la manera en la que estaba cuando te dije que yo amaba a alguien que no me correspondía?
- ¿¡Y porque si no te correspondía la seguiste amando!? – Chille enojada.
- ¡Pues porque no se puede dejar de amar cuando se le ve todo el tiempo! ¡Porque aunque lo hubiera intentado no lo habría conseguido! ¡Porque la amo de sobremanera! ¡Porque ahora dependo de ella! ¡Porque simplemente es perfecta para mí! – Berreo ya con las lágrimas surcándole las mejillas
- Bill… - Intente hablarle pero el me interrumpió
- ¡Porque desde que la bese me dejo totalmente hipnotizado! ¡Porque desde antes que la besara ya sentía más que un cariño de amigos hacia ella! ¡Porque nadie en este puto mundo se le compara! ¡Porque de ser mi mejor amiga paso a ser la chica a la que yo amo! - ¿Qué había dicho? ¿Había escuchado bien? Cerré mis ojos y sin darme cuenta deje caer un par de lágrimas. Inconscientemente yo también había comenzado a llorar
- ¿D…de que…de que diablos hablas Kaulitz? – Musite con dificultad. Gracias al nudo que se había formado en mi garganta
- ¿¡De que hablo!? – Volvió a gritar - ¿¡Es que acaso no te ha quedado claro!?
- ¿¡Quedarme claro que!? – Vocifere. Mientras lloraba escandalosamente. Hipando incontrolablemente y con las mejillas totalmente empapadas
- ¡QUE TU ERES ESA CHICA! ¡QUE TU ERES LA CHICA A LA QUE AMO! ¡A LA QUE SIEMPRE AMARE! ¡QUE ES A TI A QUIEN TRATE DE OLVIDARTE! Y ¿¡Por qué!?... ¡PUES PORQUE TU AMAS A ALGUIEN MAS! ¡PORQUE ME LO DEJASTE CLARO EL DIA QUE TE CONFESE QUE ESTABA ENAMORADO! ¡PORQUE ME DUELE EL TENERTE TAN CERCA Y SENTIRTE TAN LEJOS! ¡PORQUE…PORQUE YO TE AMO! ¡CON UNA MIERDA ENTIENDELO! ¡TE AMO! – Chillo y termino dejándose caer sobre el frío mármol. - ¡YO! ¡YO TE AMO! ¡TE AMO PRINCESA!

Continuara…


Capitulo #3

- Yo también te amo – Murmure y agache la cabeza

Sabia que lo que le había dicho no era lo correcto, debía de haber reprimido mis sentimientos, pero, ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo cuando se le ama con toda el alma? Simplemente no se podía, y menos cuando se le tiene tan cerca, suspire y pude sentir una mano calida tomarme del mentón, obligándome a levantar la mirada.

- ¿Es…es enserio princesa? – Pregunto incrédulo. Tal vez aun no podía creer lo que hacia menos de dos minutos mi boca había pronunciado
- Si – Asentí con la cabeza
- Pe…pero entonces, ¿Por…porque cuando te confesé que estaba enamorado no me dijiste que tu también sentías lo mismo por mi? – Cuestiono dudoso
- Tu me dijiste que estabas enamorado, pero nunca me dijiste de quien ¿Recuerdas?, yo no podía decirte que también te quería, por eso me limite a decirte que buscaras a alguien que de verdad te quisiera, creyendo que en mi podrías encontrar a ese alguien - Respondí

La habitación se quedo en silencio, Bill me miraba directamente a los ojos y sentí el palpitar frenético de mi corazón, cuando el empezó a acercarse mas…mas…mas… hasta que por fin sucedió, unió sus labios contra los míos, tierna suave y lentamente, haciéndome amoldarme a sus besos, a sus movimientos, haciéndome sentir una descarga eléctrica recorrerme de pies a cabeza, haciéndome sentir nuevamente ese sentimiento llamado amor.

No pude, no quise, ni siquiera lo intente, sabia que no podría resistirme a sus besos, aunque muy en el fondo de mi, algo me decía que lo que hacia no era lo correcto, otra parte de mi pedía a gritos que lo hiciera porque era lo que quería, lo que por mucho tiempo había esperado y anhelado con toda el alma. Acaricio mi mejilla con una de sus manos para después regalarme un pequeño pero satisfactorio beso tronado. No pude evitar sonreír ante la sonrisa que posteriormente adorno su rostro. Me sentía plena y feliz, a pesar de que sabia que el tenia novia y que lo que ahora sucedía entre nosotros después tendríamos que dejarlo en el olvido.

- ¿Princesa? – Pronuncio llamando mi atención
- ¿Si? – Musite y levante la cara, clavando mi mirada en la suya
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Si claro – Respondí para después regalarle una de mis mas sinceras sonrisas
- ¿Crees que algún día tu y yo podamos ser algo mas que amigos? – Cuestiono, ante esto yo sonreí más ampliamente y sin pensarlo dos veces asentí con la cabeza
- Si…claro que si Bill


[Seis meses después]


|| Narra Bill ||

Aun seguíamos de gira, y todavía nos faltaban mas de la mitad de los conciertos que se habían programado antes de iniciar nuestro Tour, me sentía cansado pero estaba feliz, hacia ya medio año que le había confesado mis sentimientos a la chica de mis sueños y aunque aun no éramos algo mas que amigos, el sentimiento estaba ahí, y ambos lo sabíamos. Ahora lo único que faltaba era encontrar el momento perfecto para terminar a Pamela y anunciar públicamente que estaba verdaderamente enamorado y de quien mejor, que de mi mejor amiga.

Mili estaba jugueteando con Tom quien no paraba de hacerla reír, ellos dos siempre se habían llevado bien, cosa que a mi no me molestaba en lo mas mínimo, porque yo bien conocía a mi hermano y sabia a la perfección que cualquier muestra de cariño no era mas que de pura amistad, porque el era Tom Kaulitz y Tom Kaulitz no cree en el amor. Suspire profundamente y entonces sentí una descarga eléctrica cuando Mili y yo cruzamos miradas, ella me sonrío y yo también lo hice. Entonces, Tom se levanto de su asiento y le dijo un par de cosas a Mili, pude ver que ella asentía ligeramente con la cabeza, mientras le sonreía. Segundos después, vi a mi hermano desaparecer tras la puerta de su habitación. Dándome esa privacidad que tanto morbo me causaba.

Me levante de donde me encontraba y me acerque poco a poco a ella, dando pasos cortos y sonriéndole de vez en vez. Cuando por fin estuve frente a ella me puse en cuclillas para quedar frente a frente y coloque las palmas de mis manos en sus piernas, Mili me sonrío tímidamente para después voltear hacia otro lado, quitándome el privilegio de poder admirar sus hermosas pupilas color caramelo que tanto me gustaban. Entonces, quite una de mis manos y la conduje hasta su mentón, girándole la cabeza, obligándole a mirarme. Me observo extrañada y trago saliva, acaricie una de sus mejillas tiernamente, disipando todos y cada uno de sus temores. Le mire embelesado, verdaderamente estaba enamorado, por fin después de tanto tiempo volvía a sentirme vivo, volvía a sentir esas mariposas en el estomago, ese nerviosismo cada que estaba cerca de ella, ese morbo tan atemorizante cada que me concedían un poco de privacidad con ella, ese sentimiento llamado…llamado amor…

- ¿Pasa algo? – Pregunto tratando de sonar normal, cosa que obviamente no consiguió en lo absoluto, porque a pesar de su esfuerzo pude notar ese nerviosismo que el timbre de su voz me anunciaba

No conteste, solamente me quede mirándola, admirando toda su belleza y perfección, si, bueno, para mi, toda ella me parecía perfecta ¿Por qué?, pues era obvio, porque le amaba, le amaba como a nadie, aun sabiendo que tenia novia y que eso significaba que yo no pudiera ser feliz con el amor de mi vida, porque si, ella era el amor de mi vida y eso…eso nadie lo podía cambiar.

- ¿Bill pasa algo? – Cuestiono nuevamente, pero esta vez un poco mas nerviosa, yo sonreí y negué con la cabeza, aliviando su nerviosismo, regalándole un poco de tranquilidad. - Entonces ¿Qué sucede? – Murmuro mas tranquila, sonreí una vez mas y suspire profundamente, exhalando el aire contenido en mis pulmones audiblemente
- Sucede que eres hermosa – Inquirí convencido, ella me miro enternecida y después negó con la cabeza
- Bill, tu tienes novia, y esto…esto no es correcto – Repuso sin cambiar su gesto ni el timbre de su voz
- Yo nunca dije que esto fuera correcto – Respondí – Además, bien dicen que las cosas incorrectas son las que mas disfrutas ¿No? – Ante mi respuesta ella sonrío y asintió con la cabeza lentamente
- Así es – Contesto – Yo también creo que las cosas incorrectas son las que mas disfrutas, pero mientras mas las disfrutas mas daño haces – Fruncí el ceño sin entender
- ¿A que te refieres?
- Me refiero a que si seguimos así Pamela se dará cuenta y entonces, nos habremos metido en un grave problema – Respondió viéndome a los ojos – Con esto no quiero decir que no te quiero, no, claro que no, es mas bien que no me siento cómoda haciendo esto ¿Me entiendes?
- Entonces ¿Esto se termino? – Pregunte temeroso de su respuesta, ante mi pregunta ella apretó los ojos y enseguida los volvió a abrir, clavando su mirada triste en la mía
- No puede terminar algo que jamás comenzó – Musito y después salio de la habitación.


Me quede paralizado y tuve que sacudir la cabeza para espabilar, analizando su respuesta eso no había sido un no, pero tampoco había sido un si, y quizás por eso fue por lo que ni me inmute, si nunca la había tenido, entonces, no la había perdido. Me sentía triste, pero no al grado de querer llorar. Me sentía solo, pero muy en el fondo sabia que a pesar de sus palabras ella estaría ahí, para mi, para cuando yo la necesitara, para cuando me sintiera triste, para cuando necesitara un consejo, para cuando necesitara la compañía de alguien, para cuando necesitara alguien con quien llorar…
Respire profundamente y después solté el aire de golpe, me puse de pie y camine hacia la puerta que aun permanecía abierta. Cuando Salí, un aire gélido me recorrió de pies a cabeza, provocando que los vellitos de mis brazos se erizaran y un escalofrío se apoderara de mi espina dorsal. Trague saliva dificultosamente y comencé a caminar hasta llegar al ascensor, no se porque, pero tenia ganas de salir, de distraerme, de olvidarme por un momento de que yo era el gran Bill Kaulitz, ese al que muchas chicas aman e idolatran, ese al que todos dicen querer, ese que te regala una sonrisa aunque la este pasando realmente mal, ese que no puede tener a la chica que ama, simplemente porque ya existe otra persona a su lado.

Presione el botón que se encontraba frente a mi y enseguida se abrió el elevador, trastabillando me metí y las puertas se cerraron una vez mas, dándome la privacidad que tanto necesitaba, dejándome solo otra vez, provocando que me quedara pensando nuevamente, ignorando por completo lo que sucedía a mi alrededor.

____________

Las gotas de la lluvia golpeaban mi piel sin cesar, humedeciéndola por completo. Los cabellos ahora se pegaban a mi cara, debido al peso que el agua les proporcionaba. Y aun así, yo no dejaba de caminar, de pensar, de imaginarme como seria mi vida a lado del amor de mi vida. Deseaba con toda el alma que Mili estuviera ahí, a mi lado, necesitaba verla, pero también necesitaba ser libre, para así poder gritar a los cuatro vientos cuanto es que la amaba y cuan feliz podría ser si ella me diese una oportunidad. Porque si, no necesitaba mas, nada mas que una oportunidad.
Entonces ahí, frente a mis ojos, apareció una luz parpadeante. Me acerque sin temor y pude distinguir que la luz provenía del gran letrero de una cafetería, suspire profundamente y me adentre en aquel local que ahora me brindaba el calor suficiente para no morir de hipotermia. Mire a mi alrededor y a lo mucho habían 3 personas en ese lugar y al parecer ninguna de esas personas me conocían porque de lo contrario se habrían ido sobre mi como animales, cosa que afortunadamente no sucedió. Me senté en una de las mesas que estaban junto a la ventana y enseguida una chica de cabellos castaños se acerco a mi, con una libreta y una pluma en mano.

- Buenas tardes joven ¿Gusta ordenar algo? – Pregunto en tono amable la chica que se encontraba frente a mi. Le mire de pies a cabeza y asentí con la cabeza
- ¿Me puedes traer dos capuchinos por favor?
- Claro que si joven, ¿Algo mas?
- No, eso es todo – Respondí y comencé a frotar mis manos, tratando de calentarlas un poco.

Mire hacia la ventana y me perdí entre las gotas de lluvia que golpeaban con furia el asfalto, el tiempo no era bueno y debido a que los vuelos se habían cancelado, los conciertos habían tenido que ser aplazados. Normalmente eso me hacia sentir mal, por todas aquellas fans que esperaban con ansias nuestras presentaciones y que de buenas a primeras se enteraban que los conciertos se cancelaban por una u otra razón. Pero en esta ocasión…en esta ocasión no sentía nada, sinceramente estaba tranquilo, porque sabia que el tiempo que tenia libre en este momento, después tendría que ser recuperado con agotadoras horas de trabajo, pero ahora eso no importaba, ya nada importaba, no si no tenia al amor de mi vida a mi lado.

Si, el amor de mi vida, en eso se había convertido desde el primer momento en que la había visto, desde el primer día en que le había hablado, desde el primer día en que mis dedos habían rosado su suave piel, desde el primer día en que la había besado…

[Flash-back]

- Jajajaja – Su melodiosa risa se escucho por toda la habitación, provocando que yo riera también
- Jajajaja
- Bill estas pesado, quítate de encima jajaja – Dijo aun entre risas. Ante esto, yo abrí la boca haciéndome el ofendido por lo que ella había dicho
- ¿Yo pesado? ¿Me estas diciendo gordo? – Pregunte a medias divertido, a medias serio
- Hummm… ¿Gordo? No, no, más bien rechonchito jajaja – Respondió y volvió a soltar una tremenda carcajada
- ¿Rechonchito? Niña insolente, quien se atreve a decirle rechonchito a Bill Kaulitz ¿Eh? – Cuestione comenzando a hacerle cosquillas
- No, Jajajaja, Bill para, jajajajajaja, yo no soy insolente jajajajajaja, Bill por favor jajajajajaja, ya, ya, ya basta, Jajajaja, y yo, yo me atrevo a decirle rechonchito a Bill Kaulitz jajajajaja, Bill ya…jajajajaja – Logro decir entre su ataque de risa
- Pídeme perdón – Ordene aguantándome la risa
- Jajajajaja estas loco, Jajajaja yo…yo no tengo porque pedirte perdón jajajajaja
- ¿No me vas a pedir perdón? – Volví a preguntar, haciéndole aun, mas cosquillas
- No Jajajaja, no, Jajajaja, para Bill, para Jajajaja
- No, hasta que no me pidas perdón – Le dije soltando una pequeña risita
- Jajajajaja que no jajaja
- Entonces no dejare de hacerte cosquillas – Musite divertido
- Jajajaja esta bien, esta bien, jajajajaja, perdón, Jajajaja, perdón – Termino dándose por vencida, aceptando su derrota, pidiéndome perdón por lo que había dicho. Ante esto yo sonreí y acerque mi boca a su oído
- Vez como siempre consigo lo que quiero – Inquirí convencido, haciéndole burla
- Si, si como digas, solo porque ya me dolía la panza, si no, no te hubiera pedido perdón – Dijo empujándome para que me levantara, entonces cuando iba a levantarme, resbale nuevamente cayendo completamente sobre ella. Quedando a escasos centímetros de su boca. Respire agitado y ella lo hizo del mismo modo, nos miramos sorprendidos, nunca habíamos estado tan cerca el uno del otro, ni siquiera hacia unos momentos, trague saliva y observe sus labios, saboreándome su sabor, entonces, sin pensármelo dos veces, junte mi boca con la suya, comenzando a besarle de manera tierna y lenta, haciendo sonidos húmedos, sonidos que a mi me erizaban los vellitos por el solo hecho de pensar con quien los estaba haciendo. Mili se amoldo a mis labios, continuando el beso que yo había iniciado. Rodeo mi cuello con sus brazos y seguimos besándonos, probándonos mutuamente, saboreándonos, disfrutando de ese momento tan maravilloso que ambos estábamos experimentando…

[Fin Flash-back]


Si, bueno, un bonito recuerdo, uno que jamás olvidaría…uno que siempre estaría tatuado en mi corazón y dibujado en mi mente. Entonces una pregunta llego a mi mente, ¿Cómo se puede amar tanto a una persona?, enserio quería saber la respuesta, anhelaba por saberla, es mas, pagaría todo el dinero del mundo porque alguien respondiera con certeza mi duda. Pero oh sorpresa, nadie podía responderme, ni siquiera el más sabio del mundo, porque eso no se encuentra en libros, ni en enciclopedias, eso iba mas allá de una simple lectura, mas allá de un simple significado, eso iba directamente con los sentimientos del corazón.

- Aquí están sus capuchinos joven – Escuche decir a la chica que me estaba atendiendo, y que ahora me informaba que mi pedido estaba listo. Voltee a verla y observe como dejaba con sumo cuidado los cafés en la mesa, cuidando que no se derramara ni un poco.
- ¿Alguna vez has estado enamorada de alguien que no puedes tener a tu lado? – Cuestione y la chica volteo a verme sorprendida, con el ceño fruncido
- ¿Qué?
- Que si alguna vez te has enamorado de alguien que no puedes tener – Repetí tranquilamente, observándole a la cara y curvando mis labios en una media sonrisa
- Joven ¿Me habla a mí? – Pregunto aun sorprendida
- Si – Asentí, sin dejar de mirarle – Es muy feo, sabes… - Inquirí y sin quererlo una lágrima recorrió mi mejilla. La chica me miro con los ojos totalmente abiertos y se giro para quedar completamente de frente hacia mí
- ¿Puedo hacer algo por usted? – Pregunto y yo asentí con la cabeza
- ¿Te tomarías este café conmigo? – Cuestione y ella me miro con los ojos mas abiertos que nunca – Se que estas en horas de trabajo, pero no te preocupes, te pagare por ello – Musite en voz baja, ella tomo una de las sillas y la jalo hacia atrás, para después sentarse y acompañarme para tomar un delicioso café. – Entonces ¿Responderás mi pregunta? – Pregunte casi inaudiblemente
- Una…una vez me enamore de alguien que no podía estar conmigo – Inquirió nerviosamente
- Entonces, sabrás lo feo que siente ¿Cierto? – Volví a cuestionarle y ella asintió con la cabeza, mientras con una cuchara removía su capuchino
- Perdona que te lo pregunte pero, ¿Es eso lo que tienes? – Alce la mirada, que inconscientemente había agachado y en un pequeño susurro respondí a su pregunta
- Si…

Ella me miro extrañada, quizá preguntándose el porque, de que ahora yo viniese así de la nada a contarle lo que me acontecía. Cosa que obviamente no me convenía, porque en caso de que ella me conociera estaría acabado. Soso moquee un par de veces y después limpie mis lágrimas con el dorso de mi mano, manchándola por completo de maquillaje negro. La chica dio un sorbo a su café y después volvió a dejar la taza en la mesa. Suspiro audiblemente y me miro enternecida, entonces supe que ella no era una mala persona, si no una buena, una de las pocas que quedaban en este mundo y que yo, por fortuna, me había topado en el momento en que mas lo necesitaba. La vista se me nublo nuevamente y dos gruesas lagrimas empaparon mis mejillas, dejando ver el dolor que me carcomía por dentro, ese que tanto me lastimaba y que yo, por estúpido había tratado de esconder por mucho tiempo. Al verme de este modo, ella alargo su brazo y con su mano acaricio mi mejilla, tierna y suavemente. Negó con la cabeza y después abrió la boca para decir algo, pero enseguida la volvió a cerrar, dejando que ese silencio tan calador, me invadiera de nuevo. Volví a bajar la mirada, y aunque lo intente, esta vez no pude evitarlo, las lagrimas se apoderaron de mis ojos, aturdiéndome por unos minutos, haciéndome saber que yo y solamente yo, era el único culpable, de la situación que ahora estábamos pasando, y digo estábamos, porque muy a mi pesar, ella también atravesaba por este problema que tanto daño nos hacia. La chica dejo de acariciarme la mejilla y tomo un mechón de mi cabello, apartándolo de mi cara, para así, poder verme completamente, sin impedimentos. No quise alzar la mirada, ya no tenia las fuerzas suficientes para hacerlo, no sabiendo que ella estaba así por mi culpa, no con este dolor que también a mi me atormentaba, no sabiendo que tenia novia, y que por mas que lo intentara, jamás, la podría llegar a amar tanto como a ella, como a mi princesa, el único e irremplazable amor de mi vida.

Siempre había dicho que nunca lloraría por una mujer, que si me enamoraba seria para ser feliz y reír a carcajadas todo el tiempo, para estar lleno de momentos incomparables y llenos de alegría, pero eme aquí viviendo en la triste y dura realidad. Todos dicen que el amor es alegría sin fin, pero nunca nadie te dice que el amor también es dolor y que para poder amar y ser feliz, se necesitar sufrir y llorar. Porque el amor no es como lo pintan en las novelas ni en los cuentos de hadas, es mas bien una prueba que te pone el destino, una dura prueba, a la cual le tienes que poner mucho empeño y si era posible también lagrimas, porque es necesario, porque no es tan fácil como parece y porque todo en la vida tiene su costo y en este caso, el amor no era la excepción.

Aun con la mirada agachada y con ese dolor cercenándome el corazón, escuche la voz dulce de mi acompañante. Y cual fue mi sorpresa, cuando me llamo por mi nombre, lo que quería decir que me conocía y que si ella hablaba del como me había visto, traería como consecuencia una lluvia de preguntas, por parte de los paparazzi, esos de los que yo ya estaba arto.

- ¿Bill? – Volvió a mencionar mi nombre tranquilamente. Yo sin alzar la mirada lo único que hice fue hacer un pequeño sonidito con mi garganta, como preguntándole que quería
- ¿Hum?
- Se que esto no es algo que me incumba, pero ya que has comenzado con esta conversación, es mi deber seguirla – Musito acariciando mi cabello – No se con exactitud por lo que estas pasando, pero lo que si se, es que aunque seas famoso y conocido por millones y millones de personas, el sentimiento es el mismo. – Inquirió con voz suave. Ante esto yo alce una vez mas la mirada, provocando que ella dejara de acariciarme y me regalara una sonrisa que a mi en lo personal, se me hizo de lo mas encantadora
- Es increíble que conociéndome no comenzaras a gritar como loca – Le dije con una media sonrisa dibujada en mi rostro
- Mas allá de la admiración que siento por ti, se que eres una persona común y corriente, porque así somos todos, algunos ricos, algunos pobres, pero al fin y al cabo, personas comunes, con nada de extraordinario, y créeme que de estar en otro lugar y en otro momento, lo hubiera hecho, pero desde que entraste te note raro, supe que no estabas bien y que no seria lo correcto agobiarte con mis gritos – Escuche decir con voz un poco mas audible
- Y precisamente eso es lo que te hace una gran chica – Le dije sin cambiar la expresión de mi rostro
- Si, pero haber dime ¿Qué es lo que tienes? ¿Por qué te noto tan raro? ¿Por qué tu mirada se ven tan apagada? – Pregunto con curiosidad
- Porque a pesar de tener casi todo lo que alguna vez pude haber soñado, yo…yo no soy feliz – Musite y ella abrió los ojos desmesuradamente
- ¿Casi? – Cuestiono y yo asentí con la cabeza – Haber, haber, haber, ya no estoy entendiendo, tienes dinero, fama, miles de fans que te aman, una familia que te adora y una chica a tu lado ¿Cómo es posible que no seas feliz? – Frunció el ceño y después volvió a sorber un poco de su café que aun estaba caliente. Se acomodo sobre su asiento y me miro a los ojos, esperando mi respuesta
- Si, lo se, pero ni el dinero, ni la fama, puede comprar un amor verdadero – Respondí y tome de mi café, sintiendo ese liquido caliente recorrerme la garganta, calentándome un poco, haciéndome sentir bien.
- Eso quiere decir que tu…
- Que yo no tengo a la chica que quiero a mi lado – Me adelante y pronuncie las palabras que muy probablemente ella diría
- Pero entonces, como es que sigues con Pamela, porque así se llama tu novia ¿No? – Asentí con la cabeza
- Me di cuenta demasiado tarde, que ella no era la chica a la que yo amaba, a la que yo le regalaría mi amor, a la que yo quería tener a mi lado – Respondí a su pregunta y ella negó con la cabeza
- Entonces, ¿Por qué no la terminas?- Volvió a preguntarme
- Porque no es tan fácil, además, por el momento no la estoy viendo, su mamá a enfermado gravemente y ella a tenido que regresar a Alemania, y a la banda le falta un buen tiempo para regresar a Alemania, ya sabes, por eso de los conciertos…
- Perdóname que te lo diga, pero desde que anunciaste tu noviazgo con esa chica, muchas de las fans sabíamos que no serias feliz, incluso miles llegaban a apostar porque tu no estabas enamorado de ella. Siempre has dicho que tu crees en el amor a primera vista, y eso es algo que nosotras no podemos juzgar, esta bien, eres tu y son tus sentimientos, pero también siempre dijiste que nunca estarías con una chica con la que no fueses feliz, no quiero juzgarte, no seria lo correcto, pero como tu fan debo decirte que si no eres feliz, debes terminarla, no se puede seguir con algo con lo que uno no se siente a gusto, porque al final, solo sales lastimado y créeme que ninguna de tus fans querría verte como yo, ahora te estoy viendo – Mascullo en voz baja, tratando de que ninguno de los que estuviesen ahí, escucharan nuestra platica.

Asentí con la cabeza, dándome cuenta que lo que ella me decía, no era más que la verdad. No se puede seguir con algo que sabes que al final solo te hará daño, no se puede forzar algo que sabes que no tiene continuación, simplemente porque nunca existió. Y así era, a pesar de que llevaba ya casi un año con Pamela, nunca había podido sentir más allá del sentimiento de una amistad. En verdad lo había intentado, porque sabia que amando a otra persona, olvidaría a mi mejor amiga, pero cual fue mi sorpresa al darme cuenta, que nadie, absolutamente nadie podía sacármela de la cabeza, por mas bonitas que fueran las chicas que se me cruzaban en las firmas, en los conciertos, en las entrevistas e incluso en la calle, ninguna se le comparaba, en ninguna de todas esas podía encontrar ese brillo tan especial que poseían los ojos de mi princesa, simplemente porque esa princesa era irremplazable en mi vida. Sorbí un poco mas de mi delicioso café y mire insistente mi taza, a pesar de que sabia que llegando al hotel David me daría una gran regañina por haberme salido sin avisar y aun mas sin guardaespaldas, me sentía pleno, feliz, tranquilo, porque gracias a mi decisión tan repentina de querer pensar había encontrado a una chica que a mi, en lo personal me parecía una consejera y esa consejera me había ayudado a encontrar la respuesta que desde hacia mucho tiempo yo había estado buscando. Verdaderamente deseaba que alguna persona en todo este mundo me comprendiera y me ayudara, que me brindara un consejo sin esperar nada a cambio y para mi suerte, esa persona había llegado, dejándome claro que el sol nunca había desaparecido, porque el sol se ve cuando uno quiere, cuando uno es feliz, cuando quieres verlo, y por fin después de mucho tiempo, desee con todas mis fuerzas volver a admirar toda su belleza, porque en realidad ese sol era precioso, simplemente, porque ese sol era específicamente ella, solamente que ese sol había estado cubierto por una oscura nube y por mas feo que suene, esa nube indudablemente era Pamela. Y ahora era a mí a quien le correspondía apartar a esa nube fea de mi precioso sol, para que este, volviera a recobrar la luz, que había estado tapada por mucho tiempo y que con el paso del tiempo se había estado desgastando.

Aparte mi vista del café, para dirigirla a la cara de mi consejera que ahora mostraba un gesto de confusión total, quizá, nunca, en toda su vida, se habría imaginado dándole consejos a su ídolo. Y mucho menos, consejos de amor. Sonreí y volví a asentir con la cabeza, pero esta vez con más animo, ella copeo mi gesto y me dejo ver una perfecta sonrisa dibujada en su rostro. Volví a tomar la taza de café entre mis dedos y sorbí el poco café que aun contenía, dejando el recipiente vacío, después busque mi billetera y saque de ella un par de dólares, los suficientes para pagar los cafés y los preciados minutos de trabajo que esa chica que había regalado. Los deje sobre la mesa y me levante de mi asiento. Ella me miro extrañada y negó con la cabeza, para después tomar el dinero que yo había dejado en la mesa segundos antes y devolvérmelo. Le mire confundido, realmente lo estaba ¿Por qué me devolvía el dinero si ese había sido el trato?

- No hace falta, cortesía de la casa – Dijo aun con esa gran sonrisa adornándole el rostro
- Pero… - Intente replicar y ella puso uno de sus dedos sobre mis labios
- No digas nada, solamente has lo que tengas que hacer y se feliz, disfruta cada momento de tu vida, porque el segundo que pierdas hoy, no lo podrás recuperar mañana y tal vez dentro de no mucho tiempo te arrepientas de eso – Inquirió muy segura de lo que había dicho y entonces arrebate de sus manos la libreta y la pluma que hasta el momento había mantenido ahí. Apunte mi número de teléfono, el hotel donde nos estábamos hospedando y el número de la habitación que ocupaba. Cuando se dio cuenta de lo que había escrito sobre ese pedazo de papel me sonrío y pude adivinar sus enormes ganas de correr a abrazarme, quizás a otra chica se lo habría negado e incluso habría mandado llamar a seguridad para que se la llevaran, pero a ella…a ella que me había tendido su mano y me había dado su ayuda sin esperar algo a cambio, no podía negárselo, simplemente porque ella me había ayudado a encontrar esa luz que desde hacia ya mucho tiempo, yo, había estado buscando.

Abrí los brazos, invitándola a que hiciera lo que quería y entonces ella sonrío mas ampliamente, corrió hasta mi y me abrazo por la cintura. Me sentí bien al hacer esto, me sentía bien el poder hacer feliz por lo menos a una persona, porque esa persona me había incitado a hacer feliz a otra, y eso…eso no cualquiera lo hacia.

- Oye, dirás que soy un maleducado por no habértelo preguntado antes, pero, ¿Me puedes decir tu nombre? – Musite apenado.
- Miriam – Fue su única contestación… y después volvió a hundir su cara en mi pecho
- Miriam… - Repetí su nombre y sonreí – Miriam, mi nueva consejera…

|| Narra Tom ||


Era un verdadero privilegio el estar con Mili así de cerca, sonreía y eso a mi me ponía feliz. En los últimos meses había notado que entre mi hermano y ella ocurría algo, pero nunca me había atrevido a preguntar de qué se trataba. A pesar de que el día era lluvioso a mi me parecía de lo mas hermoso. Sentía como si las gotas de lluvia que caían a borbotones inundando las calles, fueran el antídoto de la felicidad, ese que todos mueren por probar y que sin duda era del que yo había bebido hasta el cansancio. Mire una vez mas a la preciosura de cabellos rubios que estaba sentada frente a mi y entonces le abrace por el cuello, ella sonrío y giro la cabeza para poder verme. Cuando mi mirada se topo con la suya, sentí una descarga eléctrica, una conexión inexplicable, era como si entre ella y yo hubiera tanta química que nos podríamos fusionar en el momento en que nosotros lo decidiéramos, sin dar ninguna explicación, sin dejar que nadie disfrutara de ese momento, nadie que no fuéramos nosotros dos.

Sonreí instantáneamente y ella copeo mi gesto, haciéndome sentir satisfacción dentro de mí. Me sentía contento, llevaba ya varios meses de este modo y es que cada que estaba con Mili todas mis preocupaciones se disipaban, todo se volvía perfecto y sentía las ganas de sonreír las 24 horas del día. Me sentía raro, tenia miedo, porque ese tipo de cosas solo las lograba sentir cuando estaba junto a ella, y eso era algo que me asustaba, no porque temiera que ella me fuera a lastimar, porque yo bien sabia que eso no sucedería, ella era una chica linda, de la cual no se tiene porque tener miedo, mas bien el miedo que me embargaba era por esas constantes descargas eléctricas que me azotaban furiosas, cuando estábamos demasiado cerca, o cuando nos encontrábamos en una situación comprometedora, con ella sentía lo que con ninguna otra, y recordando todo lo que me decían las personas a mi alrededor, esos eran indicios de cuando se empieza a estar enamorado.

¡Bah! Pero que tonterías digo, ¿Yo enamorado?, por favor, si yo soy Tom Kaulitz y como tal no puedo estar enamorado.

Observe detenidamente a la rubia que se encontraba frente a mi y me quede embobado, no sabia como, pero siempre era lo mismo, con tan solo verle me dejaba hipnotizado, ido, desorbitado. Ella sonrío tímidamente y yo sin cambiar el gesto de mi cara, ladee un poco mi cabeza, quedando frente a ella una vez mas, admirando toda su belleza, recordando aquel momento en que yo la había hecho mía. Sonreí al instante, y es que recordar ese bello momento me hacia el hombre mas feliz de la tierra, porque de ser ella mi mejor amiga, había pasado a ser mi amante, mi mas preciado tesoro, ese que cuidaba como una fiera, porque no quería que se perdiera, porque si el tesoro se perdía, entonces, yo también estaría perdido.

- ¿Por qué me ves así? – Pregunto intrigada.

Sin quererlo me había ensimismado en mis pensamientos, clavando mi mirada perdida en la suya, pensando…pensando…pensando…simplemente pensando en lo buena que había sido la vida al regalarme a tan precioso ángel, porque si, eso era ella, un ángel, el más precioso de todos y yo tenía la fortuna de poseer a ese ángel como mi mejor amiga. Sonreí y negué con la cabeza.

- Por nada, es simplemente que… - Me quede callado, no quise continuar, tenía miedo a que ella interpretara mis palabras en un modo distinto
- ¿Qué Tom? ¿Es simplemente que? – Cuestiono con el ceño fruncido
- Nada preciosa, olvídalo – Ella me miro encapotada, por lo que supuse que si no le decía se enojaría y si le mentía ella se daría cuenta, por lo que caeríamos en la misma situación y ella terminaría enojada. Obviamente yo no quería que eso sucediera, no quería arruinar un momento tan perfecto, y si lo hacia seria un completo estúpido. Así que opte por continuar lo que iba a decir, exterminando todos mis miedos. Asegurándome a mi mismo que ella sabría que las palabras que enseguida saldrían de mi boca, significaban pura amistad
- Es simplemente que eres preciosa y yo…yo te quiero mucho – Solté de golpe y ella sonrío, para después acercarse a mi mejilla y depositar en ella un dúctil y tronado beso. Ante su gesto yo sonreí y le devolví ese beso de la misma manera, suave y tronado. Solo con ella se me apetecía hacerlo de ese modo, porque si de una groupies se tratara le besaría agrestemente, con fiereza y desesperación.
- Yo también te quiero mucho Tom – Pronuncio mi mejor amiga y después se incorporo, quedando de pie frente a mí.

Le mire de pies a cabeza, admirando sus delgadas piernas que a mi en lo personal me parecían de lo mas perfectas, observe su esbeltez, esa que ella se preocupaba en mantener de ese modo, vi su perfecto y ondulado cabello rubio natural, repare atentamente en esa piel tan blanquecina, esa que a mi me volvía loco, esa que con tan solo un apretón ligero quedaba totalmente rojiza, esa piel que yo hacia ya un buen tiempo había hecho mía, esa que había emanado un perfume embriagador cuando por primera y única vez había dormido junto a ella. Suspire parándome frente a ella, después volví a sonreírle y le tome de la mano, jalándola hacia la salida. Quería que saliéramos a un lugar cualquiera, porque a decir verdad, el lugar no importaba, lo que importaba era disfrutar de su regocijante compañía. Ella me miro extrañada y sin preguntarme si quiera a donde es que íbamos corrió tras de mi, tratando de no quedarse atrás, aunque obviamente eso no sucedería, porque por algo yo la traía tomada de la mano.

Paramos frente al ascensor y espere ansioso a que se abriera, cuando esto sucedió, la jale una vez mas, adentrándola en el elevador, presione el botón que nos llevaría al primer piso y las puertas del ascensor se cerraron, para abrirse una vez mas, minutos después. Caminamos a paso apresurado hacia la puerta principal y justo ahí Mili se detuvo, impidiendo que yo siguiera caminando. Tras esa gran puerta de cristales perfectamente transparentes se podía ver la imparable lluvia. Entonces, como era de esperarse Mili negó frenéticamente con la cabeza, como diciéndome “Yo no salgo de aquí”, sonreí y la cargue entre mis brazos, me miro sorprendida no creyéndome capaz.

- No Tom, no te atrevas – Dijo en tono serio
- Y si lo hago ¿Qué? – Pregunte retadoramente
- Tendrás que atenerte a las consecuencias Kaulitz – Gruño aun incrédula

Una sonrisa maliciosa se dibujo en mi rostro y entonces sucedió, me acerque a la puerta y la abrí despacio, cuidando que Mili no se me fuera a caer, pero que tampoco escapara de mi agarre, lo cual, obviamente ya estaba intentando. Sin poder evitarlo reí ligeramente y enseguida di un paso hacia fuera. La recepcionista del hotel nos miraba divertida. Y bueno, era de esperarse, porque no siempre podrías ver a Tom Kaulitz tan apegado a una chica, pero ella no era cualquier chica y eso yo lo tenía más que claro. Ella era mi mejor amiga y yo… yo la quería como a ninguna. Comencé a dar mas y mas y mas pasos hacia fuera, hasta que por fin la lluvia comenzó a mojarnos a ambos, Mili volteo la cara, intentando cubrirse con mi pecho de la heladas gotas de lluvia que azotaban directamente contra su cara, estropeándole el maquillaje y corriéndoselo por completo. Entonces no supe como fue que ella logro librarse de mis brazos y que yo cayera de espaldas al suelo, me quede sorprendido. Mili me miraba divertida y dominante a la vez. Entonces deduciendo el significado de sus palabras, seria ahora cuando yo pagaría las consecuencias de lo que había hecho. Enarque una ceja y le saque la lengua, provocando con esto que ella abriera la boca en forma de “O”, indignada por lo que acababa de hacer. Reí escandalosamente y entonces ella se agacho ligeramente para que pudiera escuchar lo que me tenía que decir.

- No será aquí, ni ahora. Será cuando menos te lo esperes Kaulitz…cuando menos te lo esperes – Musito y después ella fue la que me saco la lengua, burlándose de mi, dejando tendidos por los suelos todos mis pensamientos de que ella se vengaría de mi en este preciso momento.

Enseguida se volvió a incorporar y comenzó a caminar hacia la puerta del hotel. Aun no podía reaccionar a sus palabras y cuando más o menos logre espabilar, ella ya no se encontraba ahí. Se había ido, dejándome tirado en el suelo. Tirado como un perro. Tirado como un valiente que se las da de muy fuerte y se enfrenta a una gran pelea, siendo al final el perdedor. Tirado como las gotas de agua que habían mojado mis ropas. Tirado, como si yo no le importara, y eso no me gustaba, porque si yo no le importaba entonces como era posible que ella me importaba demasiado a mí.

Me levante del piso y me metí al hotel nuevamente, esperando poder ver a la preciosura de cabellos rubios que llevaba por nombre Mili. Pero no, no la vi por ningún lado, por lo que supuse que ella muy seguramente ya se encontraba en su recamara. Subí a mi habitación y justo ahí, en el pasillo vi a mi hermano, hablando con Mili. No se porque, pero sentí un retortijón en el estomago, desde hacia ya varios días me sucedía lo mismo. No me gustaba que mi hermano estuviera cerca de esa rubia. Me molestaba demasiado el solo hecho de pensar que el estaba enamorado de ella. Me enfurecía hasta lo inimaginable el hecho de pensar que tal vez entre Mili y mi hermano podría llegar a suceder algo más que una amistad. Porque era posible. Porque mi hermano me había confesado que estaba enamorado de ella y porque muy en el fondo, yo sabia que mi mejor amiga, también quería algo mas con mi gemelo.

No di ni un paso mas, solamente me quede mirándolos. Pude notar como Mili le hablaba tranquilamente, mientras que Bill estaba desesperado, intranquilo, como si de esa platica dependiera su vida. Di un paso hacia delante, seguido de muchos otros, hasta que por fin estuve a una corta distancia de donde ellos dos estaban. Ninguno me presto atención, es más, me atrevería a apostar que ninguno de ellos me había visto aun. Suspire y pensé en hacer algo para que Mili se fuera conmigo y dejara ahí a mi hermano. No se porque, pero no la quería ni un segundo mas junto a el, ni uno. Y eso obviamente era muy confuso para mí. ¿Por qué no quería a mi mejor amiga a lado de mi hermano?, bueno, tengo que aceptar que siempre sentí celos de Bill, porque ella siempre había tenido algo de preferencia hacia el, por eso de que como es el mas pequeño, pues todos lo creen mas débil que yo, y claro, eso hasta cierto punto era verdad. Me acerque un poco mas y entonces Mili se sobresalto, parando la platica que hasta el momento había entablado con mi hermano.

- Mili – Le llame por su nombre y ella sonrió, para después acercarse a mi
- Rastudo, ¿Me permitirías unos segundos por favor? – Musito en voz baja. Yo fruncí el ceño y negué con la cabeza. La rubia sonrío y se acerco a mi oído – Anda, por lo mientras vete a cambiar, porque te puedes enfermar – Susurro y me hizo estremecer. Hice pucheros y ella volvió a sonreír. – Si me permites unos segundos te juro que no me separare de ti lo que resta del día - ¡Si! ¡Lo había logrado! Asentí con la cabeza y ella volvió a acercarse a mi hermano. Mientras que yo, me dirigía a mi habitación para poder cambiarme la ropa empapada que llevaba puesta.

Continuara…

2 comentarios:

  1. GEME!!!!!!!!!!!!!!! OMG!!!!!!!
    dios benditooo al fin, tuve mi solo!!!
    eeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
    la consejera ahiiii me mato esfo fue tan genial
    dios te amo geme
    me emocione harto
    sos re increible nena!!!
    lo juro!!!!
    ahii minimo me puedo meter en la suite de tom jajajajaja a el tambien le daria sus consejitooss yumi yumi

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